domingo, 30 de octubre de 2016

EL FIN DE LOS DÍAS

Existen un montón de películas en las que la Tierra, y sus moradores, se ven amenazados por fenómenos naturales varios. Por suerte siempre se salva en el último momento. Lo cual tiene su explicación: los actores no podrían rodar nuevas películas, que llenasen aún más sus arcas, por lo que piden a los guionistas que el ser humano no desaparezca de la faz de la tierra. La pela es la pela. Lo de la especie humana ya lo dejamos para otro momento. 
Si lo piensas bien, que todo salga bien, aunque sea a última hora, es genial. Los políticos pueden seguir medrando, los tertulianos dando la chapa, puede haber una nueva edición de Gran Hermano... Esos pequeños placeres de la vida, que tanto facilitan que el índice de suicidios se mantenga estable.
El problema del suicidio no los tienen los ancianos, los negros y los feos, pues siempre suelen morir unos cuantos antes de que el meteorito o la macrotormenta dejen de aterrorizar a las sufridas personas que ven con horror como el fin de sus días está cerca. 
No sé si los perros ancianos, negros y feos mueren, porque el único bicho que suele aparecer en cada una de las pelis de tipo suele librarse, previo suspense que te cagas. Tras desaparecer, jugándose el pescuezo, o como se quiera llamar esa parte del cuerpo de los cánidos, el bicho, inteligente como él sólo, reaparece un tiempo después con una felicidad tan extrema, que pareciera que los miembros de la peli le han estado alimentado durante su periodo de incomparecencia con Royal Canin Premium. 
En algunas ocasiones también el cine ha tratado el tema de los profecías del fin del mundo. Conocidas son aquellas películas en las que un fulano, o varios, predican el fin de los días, siempre debido a nuestros pecados. Si uno se fija bien en los títulos de crédito finales, cuando llega el turno de las localizaciones, suele aparecer siempre la palabra mental institution. Y si afinamos más y nos fijamos en el nombre de la persona que hace de predicador puede leerse: Prophet.... mad of mental institution que pasaba por aquí. Que traducido al cristiano sería algo así como: profeta... un loco del maniconio que pasaba por aquí y al que con un bocata de choped le hemos pagado. 
La putada de este tipo de cosas ocurre cuando alguno de estos actores ocasionales gana un premio y debe subir a recogerlo. Imagino que aún tendrán en la memoria cuando uno de ellos subió a recoger un Óscar y dedicó el premio a la Virgen de Guadalupe, a la Virgen de la Cabeza, a la Macarena, al Sagrado Corazón de María, al Cristo de Medinaceli... 
Pero no nos vayamos por otros derroteros y sigamos tratando, como se merece, el tema del fin del mundo. 
Seguro que ustedes se habrán dado cuenta de que, ha medida que pasa el tiempo, el fin de todo, o sus preliminares, resultan cada vez más aparatosos. Antes, hace tres o cuatro décadas, caían unos meteoritos sobre una ciudad, se inundaba un trozo de tierra pequeña, caían cuatro o cinco rascacielos, subía un mono, que parecía sacado de una tómbola, por un edificio de cartón piedra, etc. Pero ahora no. Ahora la hecatombe es global y se cuenta con pelo y señales. Los edificios caen por doquier; se inunda Manhattan y parte de Teruel de golpe y porrazo; caen meteoritos sin cesar en lejanas ciudades; suena música de Melendi a todo volumen; las Nancys Rubias actúan doce horas seguidas... En fin, el acabose descrito con pelos y señales. Y uno diría que con saña.
Existe un tercer tipo de obras en las que el fin de la humanidad se encuentra a la vuelta de la esquina: la pelis de superhéroes. La gran suerte es que los malos resultan ser unos gilipollas, pues, a pesar de ser derrotados una y otra vez, no tienen la inteligencia suficiente para hablar con los guionistas y pedirles que cambien el final (son capaces de destrozar una ciudad y no pueden acojonar a unos guionistas gafapasta). De no ser tan tontos pensemos que si son capaces de destrozar media ciudad, a modo de entremés, para ir abriendo boca, acabarían con la humanidad entera y con los participantes de Hombres, mujeres y viceversa. 
Eso sí, pensando un poco, a uno le parece que sería mejor que las hostias que se tienen que dar superhéroes y supervillanos deberían dárselas en la Luna, en Marte o por ahí. ¡Cuánto destrozo para nada! Si al final va a quedar todo igual. Entre Obama, Putin y el chino que mande, que no me acuerdo del nombre, se van a comer todo el turrón. ¿Para qué joder todo? Con lo que le cuesta pagar la hipoteca al de la casa baja de la derecha que es aplastada por el rascacielos de cristal. ¿Y lo que pagan los seguros para arreglar todo el desaguisado? No hemos salido de esta crisis y con tanta aseguradora quebrando ya estamos entrando en la siguiente.
Mucho más sencillo que darse de leches para dilucidar quien manda en la Tierra es llevar a los supervillanos a un lugar recién fregado y hacer que lo pisen. De la cantidad de hostias e improperios que les da la madre que haya realizado la labor se les quita toda la tontería y las ganas de invadir la Tierra. Me imagino a los malos malísimos huyendo a velocidad de crucero de la Tierra y una zapatilla, lanzada con maestría, siguiéndoles por la estratosfera. 
Imagino que podría escribir más sobre el fin del mundo y este tipo de cuestiones, pero se acerca fin de mes y no tengo dinero para pagar Internet y antes de que la teléfonica de rigor me aparte de la red, y empiece el fin de mi mundo, prefiero concluir aquí esta pequeña revisión a la cuestión.
Recuerden: si se acerca el fin del mundo, reencárnense en perro, aunque no sean negros o ancianos, pueden ser feos sin saberlo.

miércoles, 26 de octubre de 2016

EL REBAÑO SOLIDARIO

A través de la manipulación,
las élites dominadores
 intentan conformar 
progresivamente 
las masas a sus objetivos.

Paulo Freire


Con frecuencia se culpa al fútbol de todos los males del país. Para ciertos intelectuales el fútbol representa la encarnación del analfabetismo, la desidia social y otra serie de cuestiones que seguro el lector conoce. No voy a defender al denominado deporte rey, que cada vez me interesa menos, aunque sigo disfrutando, de vez en cuando, viendo ciertos partidos. Pero sí creo conveniente hacer exponer mi opinión sobre el verdadero pan y circo del momento actual: los actos solidarios. 
Resulta posible que el amable lector considere una verdadera atrocidad lo que acabo de escribir; está en su derecho; pero esta entrada está destinada a hacer cambiar de opinión a todos aquellos que piensan de esa manera.
Por lo general, las personas relacionadas con el mundo del fútbol: jugadores, seguidores, incluso periodistas, suelen considerarse, por parte de una cierta intelectualidad, personas de escaso bagaje cultural y asociado a ese déficit llevan otro: el de la escasa, o nula, conciencia social. Como otras muchas cuestiones en esta vida todo se debe a un sesudo no estudio realizado por personas muy cultas ellas, que los panolis de turno han seguido a pies juntillas, para no desentonar con la intelectualidad oficial. Pero, aunque fuese verdad esta interpretación de la realidad: ¿es necesario que unos tipos que se ganan la vida pegando patadas a un balón sean intelectuales? ¿Acaso lo son muchos de los que tildan de incultos a estos profesionales del deporte?
De nuevo hemos encontrado alguien, que no se va a defender, ni tiene interés en hacerlo, en quien volcar las culpas de todo. La famosa frase: "Si en vez salir a la calle por el fútbol, saliesen a protestar por la situación del país otro gallo nos cantaría" me irrita sobremanera. Me puede alguien decir quién asegura que un tipo que sale a festejar un título de su equipo, o un ascenso, no sale a protestar en la calle. Yo sé de personas que hacen ambas cosas. Pero, el intelectual de postal de turno debe volcar en los demás su...
Ese mismo intelectual de postal, progre de boquilla (todos lo son) o meapilas ilustrado no tiene rubor en participar en actos de protesta o solidarios a favor de causas de todo punto maravillosas. Marchas, o actos, que se repiten cada año, porque parece que el problema sigue resistiéndose a encontrar la solución adecuada. ¡Qué cabrón el problema! ¡Con la buena fe del personal! Marchas o actos a las que se apunta todo dios porque somos de un solidario que te rilas la pata abajo y, con nuestra pequeña contribución, vamos a ayudar a solucionar lo que sea. Qué es menester hace una concentración para que el Titanic no se hunde. Se hace. Eso sí, con selfie incluida, que, por supuesto, colgaré en las redes sociales de turno, para que todo el mundo vea que soy guay del Paraguay. Tipo solidario donde los haya.
¡Menuda gilipollez!
Vamos a analizar la cuestión de manera seria para comprobar por qué lo digo. 
Parece que festejar un éxito deportivo resulta de borregos que se dejan llevar por el rebaño, pero salir a la calle cuando a alguien le interesa, eso sí con el marchamo de la solidaridad, nada tiene que ver con el rebaño.
Hace poco pude presenciar en la localidad donde vivo una carrera para recaudar dinero para investigar sobre el cáncer de mamá. Independientemente de que no sea el cáncer que más personas mata:

http://www.seom.org/seomcms/images/stories/recursos/Las_cifras_del_cancer_2014.pdf

Ni  la principal causa de muerte entre las mujeres:




Ni tan siquiera el tipo de tumor más letal entre las mujeres:

http://www.abc.es/salud/noticias/20140609/abci-cancer-pulmon-mata-mujeres-201406072206.html

Una infinidad de gente se echó a la calle para correr, comprar camisetas y otras cosas, que contribuirán a luchar contra la enfermedad.
No hace falta ser un lumbrera para darse cuenta de que en este caso se cumplen las premisas que he expuesto con anterioridad: a la gente la dicen cuándo y cómo deben movilizarse, le señalan lo que resulta justo, o no, contribuyen a algo que se debería hacer con sus impuestos. Y, por si fuera poco, les hacen sentirse gente estupenda. ¿Seguro que los futboleros son los que se comportan como miembros de un rebaño?
Lo lógico sería salir a la calle para protestar porque las administraciones no gastan nuestro dinero en lo que se debe, buscando con ello revertir la situación. Sin embargo, mucha gente se conforma con hacer acto de presencia puntual en determinados actos para mostrarse solidario y buena gente. Luego nos tomamos unas cañas, justo antes del selfie, y todos tan amigos.
Mientras, una casta de aprovechados se encargan de aparecer en los mismos mostrando su solidaridad, que, en realidad, consiste en cobrar todos los meses una cantidad de cuatro cifras que, como poco, empieza por dos, y que sale del dinero público. Es en este punto donde se encuentra el trasfondo del asunto. Veamos el porqué.
Unos tipos que dicen dedicarse a la política, o los cargos de libre designación nombrados por los políticos, buscan con ahínco una cosa: que todo siga igual que cuando ellos llegaron al poder. Es lógico, el poder, y los que lo detentan, tienden a perpetuarse (mire sino el lector cuantos años llevan medrando los políticos que aparecen en los medios). ¿Cómo se consigue esto? Haciendo pequeños arreglos de chapa y pintura, pero no tocando el motor. Como el lector habrá adivinado la chapa y pintura son esos pequeños actos reivindicativos dirigidos por la clase política, que le hacen sentir al ciudadano un tipo enrollado y solidario. El bombardeo mediático y, por qué no decirlo, el miedo a sentirse diferente, contribuyen sobremanera al éxito de este tipo de actividades. La carrocería aparece sin ningún rasguño, pero el motor sigue congestionado.
Obviamente, este tipo de actos tienen bastante más que ver con la caridad, que con el justo reparto del dinero para lograr el bien común. Pero basta colocar la palabra solidaridad para conseguir diluir cualquier duda.
Como el lector podrá imaginar los que amparan, e impulsan, este tipo de actos, los políticos y sus colegas nombrados a dedo, le hacen el caldo gordo a aquellos que detentan el poder real, el económico. No sólo no cambia nada, sino que nos anestesian y, por si fuera poco, nos van acostumbrando a que nuestro bienestar depende de nuestra propia caridad. Un plan perfecto.
Alguien podrá pensar que los miembros de lo que se ha denominado la "nueva política" van a acabar con este estado de las cosas. Nada más lejos de la realidad. En el fondo, son una forma amable de perpetuar lo existente. Lean esta entrevista y verán como los miembros de este tipo de formaciones, una vez alcanzan el poder, se convierten en parte del mismo sistema al que dicen criticar:

https://elestadomental.com/diario/al-volante-con-josep-gargante

Cuando se trata de perder privilegios o de revertir situaciones donde los trabajadores pierden derechos, la nueva política y los progres son lo mismo que la derecha tradicional.
No deseo aburrir más al sufrido lector, por lo que sólo me queda despedirme de él.
Un saludo.

lunes, 24 de octubre de 2016

¿QUÉ QUEREMOS QUE SEA?

"Bienaventurado el que comienza por educarse,
antes de dedicarse a perfeccionar a los demás".

Juan C. Abella


Imagino que se debe a que me dedico a esto de la docencia, por lo que unos y otros, todos padres y madres, me hablan de aquello que debería ser prioritario en el sistema formal educativo. En líneas generales me transmiten que desde la ESCUELA se debe transmitir una serie de valores (los de los unos no suelen coincidir con los de los otros) bastante genéricos. Incluso leyendo comentarios donde el personal opina sobre las metas del sistema educativo se observa que para algunas personas la educación debe contribuir, en esencia, a hacer felices a los niños. Y dos huevos duros, que dirían desde el marxismo, de Groucho.
Cuando intento explicar a la gente más allegada que cada cual transmite unas prioridades distintas y que es imposible cubrirlas todas, tengo la impresión de que, en algún caso, me miran y piensan: "Tú no quieres reciclarte. ¡Así nos va!" Aunque, lo reconozco, se trata de algo subjetivo y no puede afirmar que se trate de lo que piensan algunos de mis interlocutores. Pero eso poco importa. La percepción que yo tengo de la realidad no constituye el argumento de esta entrada, por lo que nos vamos a volver centrar en el asunto de hoy.
Sobre el funcionamiento del sistema educativo todo el mundo parece saber, y mucho; al igual que de fútbol, aunque debiera existir una gran diferencia entre un asunto y otro: poco, o nada, puede influir en nuestra vida si Messi es mejor futbolista que Ronaldo (que lo es) y, sin embargo, mucho debe influir en nuestra vida el tipo y modelo de sistema educativo del que nos dotemos. Por tanto, opinar a la ligera sobre un tema complejo, del que en muchas ocasiones sólo se tiene un conocimiento subjetivo y muy parcial, resulta harto aventurado y preocupante. Aventurado, porque no se posee la información suficiente (muchas veces captada de medios de comunicación, que no de información, que distorsionan la realidad a capricho) y preocupante porque se inmiscuyen en asuntos absurdos, de los que además no conocen la misa la media. Veamos un ejemplo.
Está de moda la cuestión de los deberes, sobre la que no voy a escribir, pues ya lo hice hace un tiempo (http://desalmado.blogspot.com.es/2016/06/deberes-e-inquisicion.html) y existen demasiados desaprensivos, y demasiada gente desinformada, que se ha dedicado a hacer de este tema su bandera. Allá cada cual con su nivel de prioridades. Sin embargo, no puedo evitar pensar que entre los desaprensivos, y los desinformados, de manera involuntaria, o no, existe un punto de esnobismo cuando se utiliza el asunto para hablar de la desigualdad y la perpetuación de la misma. Cuando oigo hablar a expertos, políticos y progres del montón de que los deberes instituyen aún más la desigualdad, tras el correspondiente sangrado de oídos, pienso: ¡Me cago en la madre que os parió! Uno, que lleva unos cuantos años en esto, y en muchos casos trabajando con esos marginados y que tiene amigos docentes que se ven en el mismo caso, se pregunta con qué criterio hacen esa afirmación. Sabe, querido lector, mejor nos iría si a principio, o a final de curso, los centros educativos, de oficio, mandaran a Servicios Sociales un listado de alumnos con problemáticas que abarcara desde asuntos como el maltrato físico o psicólogico, hasta temas como la higiene personal o la alimentación, pasando por cuestiones relacionadas con la vida académica, como no traer de manera habitual el material escolar o los deberes, a pesar de haber insistido una y otra vez a los padres sobre el asunto.
Ya sé que no resulta moderno hablar de Servicios Sociales, pero me da igual. Me preocupan los niños, no ir a la moda, ni las estupideces de gente que vive muy cómoda y que a través de la redes sociales arregla el mundo, un mundo que desconoce en muchos casos.
Por cierto, la CEAPA ha hecho llegar a las AMPAS esta comunicación:

https://www.ceapa.es/sites/default/files/Documentos/CEAPA%20denuncia%20la%20sobrecarga%20de%20deberes%202.pdf

Querido tipos y tipas que deberías representarme, os voy a contar lo que me dio tiempo a hacer con mi hijo, que cursa Educación Primaria, desde la dos de la tarde del martes 11 de octubre, hasta las 9 de la mañana del 13 de octubre. Nos dio tiempo a que fuera a entrenar una hora y media, a que estudiase un rato para un examen, a ver la televisión, a aprender a hacer su cama, a jugar, juntos y de manera individual, a aprender, los dos juntos, a hacer canelones (y comérnoslos, por supuesto), a volver a estudiar  para el examen, a jugar a baloncesto... ¡Vaya! Parece que nos dio tiempo a hacer muchas cosas, incluido estudiar y pregúntarle el tema.
Tal vez deberían preocuparse por el tiempo que las administración tardan en sustituir a  los docentes que se cogen una baja. Tiempo durante el cual la clase de su hijo la da cada hora de la semana un docente (el profesor de guardia), que, en determinados casos, ni es especialista en la materia que da.
He puesto este ejemplo, ex profeso, para ilustrar sobre lo que estaba exponiendo: resulta aventurado y preocupante que la gente pontifique sobre algo que desconoce. Limpiar conciencias a base de conjeturas sólo sirve para entorpecer el funcionamiento del sistema y, por desgracia, para perjudicar a los más desfavorecidos.
Algo parecido ocurre cuando se habla de las prioridades del sistema educativo: ser feliz, enseñar a emprender, formar ciudadanos críticos, ser personas solidarias... Para empezar, una buena parte de estos valores (lo de ser feliz desconozco como definirlo) se deberían enseñar en casa, en el seno familiar. Y, para continuar, ¿por qué se indigna tanto la gente cuando los informes PISA nos dicen que enseñamos como el culo Lengua y Matemáticas, si a la gente le interesa otras cosas del sistema educativo? Pongámonos de acuerdo.
Paradojas aparte, creo que el verdadero problema es conocer qué se espera del sistema educativo y, fundamental, qué se espera de la familia. Delimitando campos de actuación propios de cada tipo de sistema y lugares comunes en los que la acción de unos y otros deben ir al unísono por el bien del niño. De igual manera se debería establecer el mecanismo de actuación del sistema si alguna de las partes no cumpliese con su parte. El problema de la desigualdad no se soluciona con palabras y monsergas progres. La actuación firme de las administraciones para intentar paliar las carencias de los niños resulta fundamental, aunque ésta consista en privar de la tutela a ciertos padres. Como me decía hace poco un amigo que trabaja desde hace mucho tiempo en servicios sociales con niños y familias de niños desfavorecidos: el instinto maternal o paternal no lo tienen todas las personas. Y me gustaría aclarar que él no se refería sólo a personas desfavorecidas. Este tipo de situaciones e suele asociar a familias de clase baja, o muy baja, un error bastante común. Lo que ocurre es que en familias de clase media o alta se nota menos, porque lo externo y los recursos materiales tapan otras carencias.
Sí, existen cauces de actuación en la actualidad, pero resultan lentos y, en muchas ocasiones, ineficaces. Me vienen a la  mente un par de situaciones, una de ellas extremas, que servirían para ilustrar lo que expongo, pero no se trata de hacer un programa de sucesos, sino de reflexionar sobre una cuestión compleja, intentando aportar soluciones.
Creo que lo primero para lo que debe servir el sistema educativo es para detectar todas esas necesidades no cubiertas. Lo prioritario debe ser que todos y cada uno de los pequeños reciban lo mínimo indispensable para su desarrollo físico, intelectual, psicológico y moral. A partir de aquí se puede abrir el debate.
Seguro que a alguien le parece que lo dicho con anterioridad es un disparate. Piense el lector una cosa: la escuela resulta, junto con la familia, el primer núcleo de socialización del niño. A diferencia de la familia, el sistema educativo no posee un carácter afectivo (no existe amor, para que nos entendamos) e intenta tratar a todos los estudiantes por igual. Por tanto, resulta, junto con las consultas del pediatra, el lugar ideal para determinar las carencias que pudiese tener cualquier pequeño.
Una vez dicho esto me gustaría volver a los objetivos que deberían marcar el sistema educativo. Yo no voy a exponer mi visión del asunto, entre otras cosas porque no lo tengo en absoluto claro, pero sí me gustaría hacer pensar al lector.
Los dos asuntos que nos traen a mal traer en el mundo de la educación son: el abandono escolar y los informes tipo PISA, que nos ponen a caer de un burro.
Respecto al abandono escolar decir que se ha reducido en los últimos años, tal vez fruto de la crisis y de la inexistencia de salidas laborales que permitan a los críos de 18 años comprarse un coche de 150 CV, como ocurría antes. O, tal vez, también por efecto de las políticas educativas implementadas en los últimos años. Ver página 6 del informe de la OCDE.
Sobre la calidad de nuestra educación, el famoso informe PISA y otros de la OCDE, debemos pensar que lo que se mide, en líneas generales, es la capacidad del alumnado para enfrentarse a los requerimientos del mercado laboral. El tipo de pruebas, los enunciados y los requerimientos son los típicos de nuestro sistema laboral. Ni más ni menos. Tal vez todo se deba a que una de las funciones del sistema educativo es filtrar a los alumnos. Dejar caer a los menos aptos que, por lo general, tendrán profesiones menos valoradas y remuneradas, seleccionando a los más capaces de cumplir con los requisitos del sistema laboral y, por ende, a aquellos que más pueden aportar al beneficio económico del mismo.
Escribo todo esto para que aquellos que defienden la necesidad de mejorar nuestros estándares educativos, para salir mejor parados en los citados informes, sepan que las pruebas están diseñadas según unos criterios, que son los de la ideología dominante.
Cuando ocurrió el desastre del Prestige uno observó que el grueso de los voluntarios habían realizado buena parte de sus estudios bajo la LOGSE. Uno, que ni defiende ni ataca dicha ley (tiene sus cosas buenas y sus cosas malas) piensa: ¿tendrá algo que ver dicha ley para que los jóvenes sean solidarios? ¿Cómo se mide eso? De haber influido que en dicha norma aspectos como la solidaridad sean básicos ¿resulta importante? ¿Lo miden las pruebas estandarizadas que tanto fustigan otras cuestiones?
No sé dar una respuesta a lo que esperamos del sistema educativo, pero sí que tengo claro que debe formar personas que puedan desenvolverse en el mundo de manera plena. Tal vez en la falta de una respuesta unívoca, y en la ausencia de un debate sobre lo que queremos para nuestros jóvenes resida el quid del asunto.
También me resulta curioso el asunto de las nuevas tecnologías. En los medios de comunicación, y el mundo de la enseñanza, mucho se habla de las NNTT como la panacea que ha de erradicar todos los males que se ciernen sobre nuestro sistema educativo. A mí, que sí las uso, y algo sé de ellas, me parecen un recurso más, que pueden ayudar en ciertos momentos, pero nada más. Resulta importante distinguir entre recurso y objetivo. Recurso se refiere a algo que utilizamos para alcanzar un objetivo. Objetivo es aquello que se persigue. Por tanto, debemos distinguir qué es lo queremos, cuestión que debe debatirse y aprobarse con el mayor consenso y cómo lo hacemos, parte ésta que corresponde a los profesionales del asunto. Y, en este sentido, las tecnologías de la educación y la comunicación suponen una herramienta más, lo importante es el docente y su capacidad para transmitir y enseñar. No por utilizar una pizarra digital interactiva los niños van a aprender más y mejor.
He sacado el tema de las nuevas tecnologías porque me hace gracia el contrasentido que existe en aquellas personas que defienden que la Nintendo, la Wii... entontecen a los alumnos y luego se presentan como fervientes defensores de gafas de realidad virtual en la escuela o zarandajas por el estilo. Las nuevas tecnologías, utilizadas de manera coherente, resultan una ayuda en el proceso enseñanza/aprendizaje, pero, ¡ojo!, el niño debe pintar, recortar, escribir con lapiz, ensuciarse con témperas. A veces no puedo evita que tras ese bombardeo masivo sobre la necesidad de utilizar las nuevas tecnologías existe intereses económicos de grandes empresas, que las hay, para vender sus productos.
Por cierto, otra aclaración. El hecho de que un niño sea nativo digital no significa que sepa usar los recursos de manera adecuada. Sería mejor distinguir entre visitante digital y residente digital, pero no es lugar. Pero quiero que el lector piense en algo: los niños nacieron inmersos en las nuevas tecnologías, pero no por ello saben utilizarlas de manera correcta. La prueba de lo que digo es la cantidad de charlas dirigidas a alumnos que se realizan en los centros de secundaria, a veces por parte de expertos en el tema de miembros de las fuerzas de seguridad del estado, para evitar problemas por utilizar mar las redes sociales (que suele ser lo que más utilizan los chavales). De igual manera hay formación para padres para evitar problemas que sus hijos pueden tener si utilizan mal la información. Lo que, desde mi punto de vista, demuestra que los jóvenes utilizan los recursos de las tecnologías de la información y la comunicación, pero, como en cualquier ámbito de la socialización, no significan que sepan hacerlo de manera adecuada, ni tampoco son capaces de exprimir las distintas posibilidades que les ofrecen dichas tecnologías.
Me gustaría concluir hablando de los medios de comunicación y del lector. En muchas ocasiones, cuando la prensa habla sobre educación suele desfigurar la realidad a su conveniencia. Por ello le sugiero que piensen sobre el asunto basándose en su experiencia, en la de sus hijos, en la de sus hermano la de sus sobrinos, vecinos, primos... Cuantas más mejor. Tal vez desde una visión más amplia que la personal (preguntando, escuchando, intercambiando pareceres con los más cercanos) y menos distorsionada que la de los medios, pueda nacer la respuesta a qué queremos que sea el sistema educativo de este país.
Un saludo.

viernes, 21 de octubre de 2016

IDIOTARIO (LXXIX)

Andorra: capital económica de Cataluña.


Cholo Simeone: cuando el entrenador del Atlético de Madrid echtá chin compañía. 


Clemencia: benevolencia o compasión con la que una persona juzga o castiga a otra. Cuando esta circunstancia ocurre un día que hace mal tiempo se denomina inclemencia.


Cuñado. familiar político, esposo de uno de los hermanos del consorte  y/o hermano del consorte. Comparte con los de su clase, los políticos, la mala fama que les precede.


Definición corta: definición con pocas luces.


Engañar como a un chino: trabajar un número de horas interminables a cambio de recibir un salario de miseria, alegando, por parte del empresario y sus defensores, que ya quisieran muchos tener esa suerte.


Espeso: es la fuerza con la que la Tierra atrae un cuerpo por la acción de la gravedad.


Morcilla de arroz: Versión burgalesa del Bloody Mary.


Panchito: familiarmente, persona de origen sudamericano contratada por las compañías telefónicas con el objetivo de despertar a personas que desconoce de la siesta.

Punto y final: .

martes, 18 de octubre de 2016

EN ESTE MOMENTO DEL CAMINO

He hecho un listado de cosas que me gustaría hacer y de las que, casi con total seguridad, voy a disfrutar. Se trata de un batiburrillo compuesto por viajes, sentimientos, necesidad de moverse, comidas... En definitiva, un estilo de vida. No se trata de perseguir con vehemencia cumplir los objetivos, constituiría un error. La idea es sentir la necesidad de hacer, de ver, de paladear, de sentir, aprovechando la ocasión que surja para llevarlo a cabo. Hace tiempo deje de moverme en pos de un objetivo con las orejeras puestas. Lo bueno, y por supuesto lo malo, aparece en muchos casos sin necesidad de excesiva planificación. 


A lo mejor todo se debe al aprendizaje surgido de la experiencia. Tal vez todo se deba a una especie de economía emocional, y puede que física. La vida te va enseñando que poner una fecha determinada resulta absurdo. Miles de circunstancias pueden modificar, incluso de manera positiva, toda la estructuración previa a la consecución del objetivo propuesto. Esta situación puede generar desilusiones, de mayor o menor enjundia, que en nada bueno suelen acabar. Al viento no se le invoca, se le disfruta cuando te acaricia la cara. 


Creo que cada día vivo en un paradoja mayor: soy más tolerante y menos tolerante. Desde hace un tiempo me importa una higa cierta forma de pensar y afrontar el mundo. No debo juzgar a quien no me ha lastimado, ni pretende hacerlo. Me da igual que alguien vea Gran Hermano, vote al P.P. o al P.S.O.E. (que, en el fondo, es lo mismo), se opere la cara... Allá cada cual con su cosas. Sin embargo, cada día me resulta más insoportable aquella gente que se empeña en imponer a los demás sus teorías implícitas, por tanto carentes de fundamento, que poco o nada tienen que ver con la realidad de las cosas. Me molesta sobremanera porque no sólo resultado osado, también muestra una forma de entender las relaciones entre seres humanos: importa más lo que se piensa que los actos de quien se tiene en frente. 


Me encanta estar con ciertas personas, me siento encerrado en una burbuja de confort y sólo es necesario dejarse llevar. Por contra, existen individuos, que dicen pertenecer a la especie humana, cuya finalidad en este planeta es tocar los cojones sobremanera. Alguien me decía hace unos días de una tiparraca de ese calaña que no debía ser feliz. Mi respuesta resultó rápida y concisa: "Me da igual". A ciertas edades las buenas relaciones pueden considerarse una de las cosas más maravillosas. En sentido contrario, la gente que se dedica a fustigar a la gente de su entorno no merece ni un segundo de mi tiempo. A veces resulta necesario rozar con alguien así, pero cuando desaparece la necesidad, suele desaparecer la huella de cualquier miembro de esa estirpe. Así de sencillo. 


Con el paso de los años considero que las grandes estructuras resultan una farsa, mientras que en lo pequeño: la amistad, la conversación, un paseo... reside la auténtica verdad de las cosas. Podría extenderme sobre este punto, pero no considero que exista la necesidad. El planteamiento lo resume todo.


Le decía a alguien hace unos días que el que suscribe quería hacer un viaje a un par de sitios. Mi interlocutor me respondió que él prefería destinar ese dinero a cubrir sus necesidades materiales menos necesarias, que sé no resultan muchas,  con productos de calidad. Ante su respuesta me planteé cuales eran mis necesidades materiales y llegué a la conclusión que las mismas que él, o muy parecidas, pero no me gasto tanto dinero en ellas, prefiero dejar una parte para viajes. Al final, queda claro, ambos consumimos cosas, lo que varía es el porcentaje que destinamos a cada cuestión. No, mi amigo no es más consumista que yo, sólo tiene otras expectativas, muy respetables, por cierto. 


He escuchado varias veces que vivir sin creer en Dios puede considerarse algo muy cómodo. Por supuesto esta aseveración la hacen los creyentes. No sé en que basan para plantearlo, pero me da igual. Lo que sí deseo decir es que, desde mi punto de vista, no creer en deidad alguna, como en mi caso, puede llegar a resultar menos cómodo; sobre todo si piensas que de equivocarte en tu modo de vida no vas a tener una segunda oportunidad, ni un cielo, sólo tierra y olvido.


Un nivel alto de autoexigencia, tanto en lo que se espera moralmente de uno y de los demás, como en la vida cotidiana, puede convertirse en una espiral que deshumaniza. Debe existir una cierta laxitud que ayude a comprender todo lo que rodea y, sobre todo, a poder convivir en cierta armonía con el entorno. No se trata de pasar de todo. Más bien hablamos de una economía de medios (de nuevo): sólo se han de apostar sin reservas por las pocas cosas, y personas, que en realidad resultan importantes.

domingo, 16 de octubre de 2016

CONTRA LO CORRECTO

"No es la conciencia del hombre
 la que determina su ser,
sino, por el contrario,
el ser social 
es lo que determina 
su conciencia"

Karl Marx


Esta entrada me gustaría dedicarla a exponer ciertas incoherencias que observo en una parte del personal patrio, y en el no patrio también, con el que debía sentirme identificado por, en teoría, compartir ideas políticas, pero que lo que me genera es antipatía, por su falta de principios y, en muchos casos, ignorancia sobre determinados asuntos. Gente cuya estética moral resulta muy adecuada para no pisar charcos, pero también para no arreglar los verdaderos problemas.  
Me gustaría aclarar que me declaro persona de izquierdas, no progresista, atea y que no siempre pienso que todos los actos, e incluso opiniones, merezcan respeto. No dudo en declararme contrario a la pena de muerte; considero que debemos dejar un planeta mejor a nuestros hijos que aquél que recibimos y también que la Economía debe estar al servicio de los seres humanos, y no al revés. Hago esta aclaración porque lo el lector va a leer en breve puede chocar con las teorías dominantes entre cierta fauna que ha secuestrado la razón y el humanismo, que creo debe destilar la izquierda. Voy a parar de enrollarme y abordaré el asunto de hoy sin más dilación, pues el lector puede huir despavorido si sigo largando sobre mi persona y no me adentro en el meollo del asunto.
Existen una serie de clichés que parecen sustentar el andamiaje intelectual y moral de un sector de la población que intentan imponer su buenismo a costa de todo. Entre estos mantras encontramos el de la que la guerra es siempre mala y siempre está provocada por Occidente. En lo primero coincido. En lo segundo tengo más dudas. 
La guerra resulta siempre un horror, pero, en ocasiones, no se puede evitar. Imaginemos que un loco fanáticos y una panda de seguidores toman el control de un país, o de varias regiones de un par de países y deciden expandir sus ideas por las bravas, a través de la guerra. ¿Qué haría el progre de manual? Oponerse a la guerra... si esta se declarar lejos de sus fronteras. Sin embargo, una parte de ellos no duda en remover en el pasado en su tierra una guerra, lejana en el tiempo, en busca de... No sé lo que buscan, pero sí que extienden ese mismo odio hacia el rival político, convirtiéndolo en enemigo, que existía antes de y durante la guerra de nuestros antepasados. Repito, no creo que la guerra sea buena, pero si matan a tu familia, a tus amigos, destruyen todo lo que es tu vida, en nombre de una ideología, de una religión, de... todos tenemos el derecho a defendernos.
Cierto, alguien puede decir que si no existiese el tráfico de armas las cosas serían mejores, pero, como expuse en otra entrada anterior, quien quiere hacer daño lo hace con un cuchillo, propagando el SIDA con relaciones sexuales obligadas (violación) o de cualquier forma inimaginable, como ocurrió en Ruanda. Sin embargo, resulta muy cómodo ir de santón, cuando no te toca a ti la barbarie. El parapeto de la pantalla de televisión resulta muy reconfortante.
Otro de los clichés tiene que ver con la inmigración y la emigración, que resultan las dos caras de la moneda, pero que no se perciben de igual manera. Veamos por qué.
Existen personas que consideran que todo los inmigrantes deben entrar en la Unión Europea, España incluida, sean cuales sean sus condiciones. Por contra otras personas opinan que la inmigración es mala, malísima. Sin embargo, los primeros, los progres, se quejan de que los españoles deban irse por no poder conseguir un salario digno (incluso por no poder conseguir un salario), mientras no se quejan de que otras personas tengan que venir a la Unión Europea por lo mismo, por no conseguir unas condiciones laborales que le proporcionen el dinero necesario para cubrir sus necesidades. Los segundos no dudan en mostrar su repulsión a que los españoles que inmigran sean tratados como ciudadanos de segunda y, en muchos casos, discriminados por su procedencia en los países de acogida. Justo lo mismo que hacen, o piensan, ellos.
Como esta entrada versa sobre la incoherencia del pensamiento políticamente correcta de los progres, obviaré el segundo caso y me centraré en el primero. Resulta estúpido que muchos no se quejen de que personas que viven a miles de kilómetros arriesguen sus vidas por conseguir unas condiciones económicas mejores, pero sí lo hacen cuando los que tienen que pirarse al extranjero son familiares o amigos. Parece que mola más envolver todo en el multiculturalismo (no confundir con la interculturalidad, que es el intercambio entre culturas, aceptando personas de una cultura elementos de otras, y viceversa), que luchar por cambiar las normas vigentes, que empujan a millones de personas a huir del hambre, la enfermedad o la sed, debido a las desigualdades económicas. Los seres humanos nos hemos movido desde el inicio de un lado a otro en busca de mejores oportunidades, pero en el siglo XXI nos deberíamos mover por curiosidad, por experimentar, no por necesidad.
Hace pocos días fue 12 de octubre, y una parte del personal decía que no había nada que celebrar. Eso puede ser verdad, o no. Lo que más me llama la atención del asunto son algunos de los argumentos de estas personas. Para estas personas los aborígenes eran poco más que unos palurdos que iban en taparrabos y fumaban la pipa de la paz. Imagen típica de las películas del Hollywood de los 40 y 50. Cuando a uno de estos tipos le intentaba explicar que existían imperios como el azteca y el maya, y que podían llegar a ser bastante crueles (Cortés marchó sobre la capital azteca con un 75% de soldados de pueblos indígenas, hartos de la crueldad de sus dominadores aztecas), él tipo en cuestión me decía que para qué habíamos ido allí los españoles (sería más correcto decir los castellanos, pero eso él no parecía saberlo), que sólo habíamos ido por la riqueza y para extender la fe. Ante la respuesta: y crees que los aztecas y los incas no hicieron lo mismo cuando conquistaron sus imperios la respuesta fue: mejor lo dejamos. Ten un buen día.
No defiendo, ni reniego, de la conquista por parte de la Corona de Castilla (que comprendía desde el País Vasco, o Galicia a Andalucía y desde Extremadura a Murcia) de América. Resulta parte de nuestra Historia, de la Historia con mayúsculas, y como tal me esfuerzo en conocerla y analizarla desde un punto de vista desapasionado. Imagino que los catalanes nacionalistas no se avergonzarán de serlo porque Francés Cambó fuera uno de los impulsores de ese sentimiento catalán. El mismo Francés Cambó que echó un pulso al Gobierno cuando intentó luchar contra los grandes empresarios acaparadores españoles que estaban inflando los precios, provocando una situación insostenible para muchos ciudadanos españoles, durante la I Guerra Mundial. Intuyo que los nacionalistas catalanes no se avergonzarán de su historia porque Francés Cambó impulsara el pistolerismo en Cataluña contra los miembros de la CNT. Creo que los nacionalistas catalanes no se avergonzarán de que un ilustre nacionalista e independentista, al que elogiaban hace bien poco miembros de ERC, Heribert Barrera, hablase de que había que exterminar a los discapacitados y que había gente inferior a otra.
Pues eso, la Historia es la Historia y hay que conocerla, no avergonzarse de ella. Debemos aprenderla para no repetir los errores y meter en nuestro zurrón aquellas cosas buenas que nos ayuden a mejorar.
Y, por cierto, la conquista de América consiguió abrir un debate, que se sustanció en la Junta de Valladolid, pionero en la Historia, sobre los derechos de los indígenas. Sería bueno que muchos progres ignorantes se leyeran este enlace y vieran que, al menos, hubo un intento por respetar a los indígenas, cosa que ni incas ni aztecas se plantearon.

https://es.wikipedia.org/wiki/Junta_de_Valladolid

O que conociesen como, con el apoyo de la monarquía, se intentó dar educación a las niñas indígenas, cosa que ni se planteaba en Europa para los propios europeos.

http://historiasdelahistoria.com/2015/02/23/la-primera-maestra-de-america

Muchos de esos progres también idolatran la II República, imagino que no el bienio negro, en que gobernaron los radicales de Lerroux con el apoyo de la CEDA, fuerza de derecha, que más tarde se incorporó al gobierno. Sin embargo, yo no acabo de entenderlo. Si bien durante 1931-33 se consiguieron avances sociales importantes, que se deshicieron en el bienio anteriormente citado, también es verdad que unas minorías de ambos lados consiguieron envenenar el ambiente, hasta provocar una guerra fraticida. No fueron sólo los militares, clérigos y civiles golpistas los que empujaron al país al abismo. Francisco Largo Caballero, PSOE, ya habló de la guerra civil en noviembre de 1933. Por supuesto, la CNT,con gran implantación en Cataluña y Andalucía, buscaba la revolución (eran una de sus señas de identidad) y el PCE, partido minoritario, tres cuartas partes de lo mismo. No entiendo que un sistema al que le estallaron las costuras (los extremistas de ambos bandos lo buscaron con ahínco), con el consiguiente número de muertos, mutilados, represaliados y exiliados, pueda ensalzarse. Algunas de las metas de los partidos de izquierdas las comparto al cien por cien, pero, por ejemplo, no puedo compartir una Ley de Vagos y Maleantes, aprobada por unanimidad en el Congreso en 1933, donde se reprimía a indigentes (vagos habituales es la denominación que les aplica la ley), alcohólicos, toxicómanos..., llegándose a crear campos de concentración (los llama de trabajo la citada norma) para estas personas. Campos a los que sólo iban los pobres o las personas muy deterioradas por el abuso de estupefacientes o alcohol. Los proxenetas, a los que también iba dirigida la ley, se libraban untando a quien fuese menester.
Tampoco puedo alinearme al lado de una sistema que reprime con dureza extrema a los campesinos anarquistas sublevados en Casa Viejas (en realidad Seisdedos, y su familia,  no participaron en la toma de la casa cuartel, fueron asesinados por la filiación anarquista y los otros por estar con él) enero de 1933, con un gobierno de izquierdas.
Creo que confundir los ideales de una parte de los partidos republicanos, con todo el tiempo que duró la dicha forma de gobierno y con sus actos, supone un error de miopía o desconocimiento soberano.
Si alguien cree que justifico al bando golpista con lo anterior, debería pensar en personas como Melchor Rodríguez García, para saber porque asevero que fue una desgracia esa espiral de violencia.
Otro de los aspectos que me parecen contradictorios de los intelectuales que secuestraron a la izquierda, y a sus seguidores, es esa necesidad de crear colectivos marginados, algunos están constituidos por la mitad de la población. Hagamos un cálculo: sumemos a las mujeres, inmigrantes, minorías étnicas, pobres, discapacitados... Y resulta que el conjunto de las minorías suman más de tres cuartas partes de la población. ¡Joder! La minoría resulta ser la mayoría. No, queridos progres e izquierdistas de postal, existen personas que tienen una problemática determinada a la que hay que ayudar, ¡ojo!, o aplicar las leyes (me parece sangrante el caso de niños cuya escolarización resulta discontinua).
Pondré un ejemplo para ilustrar lo que cuento. No tendrá las mismas dificultades, o posibilidades de atención, una persona afectada por parálisis cerebral infantil con unas características similares nacida en una familia muy humilde, o pobre, que otra nacida en una familia con un altísimo poder económico. La atención en el segundo caso será más individualizada y, más que probablemente, durante más tiempo, que el caso de la persona con menos recursos. Como dijo Marx: "A cada cual según sus necesidades", que dista mucho de "A cada cual según su colectivo", que intentan imponernos una serie de estómagos agradecidos, perroflautas morales.
Otra de las señas de identidad del progresismo es atacar a la Iglesia Católica y defender otras formas de religión, por lo general orientales, de las que no suelen conocer un carajo. Me hace gracia cuando el personal, por ejemplo, carga contra el miedo que intenta imponer la Iglesia Católica con el infierno, el pecado y demás sandeces para controlar al personal, y esos mismos tipos defienden otras religiones como el budismo. El budismo de los tibetanos, una religión asociada a una monarquía feudal, hasta que a mediados del siglo XX los chinos invadieron el Tibet. Un ejemplo de libertad.  O el budismo chino, que prevee diez niveles de infierno, con sus correspondientes y especializadas torturas, para hacer pagar los pecados tras la muerte (eso sí, el budismo chino, tras "purificar" a base de bien a los malos, permite al antiguo pecador volver a reencarnarse. Un detalle).

https://flamenquinescondurian.wordpress.com/2014/01/11/las-diez-cortes-del-infierno-un-paseo-por-el-sincretismo-religioso-chino/

En el fondo todas las religiones tienen un sustrato común: apuntalar una forma de gobierno determinada y a una casta sacerdotal, mediante unos códigos de comportamiento creados ex profeso para sus seguidores y para mantener los privilegios de las castas gobernantes.
He puesto estos complejos, como podía haber utilizado otros, para demostrar la inconsistencia del buenismo, que no es otra cosa que aparentar querer hacer, sin desear cambiar nada y, si ocurre, que lo hagan otros, porque mi sofá resulta muy, muy cómodo.
Que qué hago yo. Buena pregunta. Creo que mi papel es fustigar al personal para que piense, para que consideren que la derecha les está ganando la partida, porque se quedan en lo estético, no bucean detrás de los focos. Ése puede ser mi rol en esta historia. O, a lo mejor, lo que me pasa es que a mí también puede clasificárseme entre los perroflautas morales. Me bastará con que el lector piense sobre si me incluiría entre los tipos que buscan más allá o entre los desarrapados mentales, incapaces de hilar dos frases con coherencia.
Un saludo.

miércoles, 12 de octubre de 2016

COSAS DE LA GUERRA CIVIL

Un coronel de la Guardia Civil, Antonio Escobar Huerta, evitó que Barcelona cayese en manos de los golpistas en los primeros momentos del golpe de Estado. Persona de profundas convicciones católicas, no dudó en mantenerse fiel a la República, más por obediencia debida que por sus ideales. Su hijo mayor, capitán de la  guardia civil, siguió los pasos de su padre, mientras que su hijo menor, falangista, murió luchando en el bando sublevado. El coronel Antonio Escobar murió fusilado, tras un consejo de guerra, en el castillo de Montjuic. Resulta un contrasentido que muriese así alguien que junto al presidente de la Generalitat, Companys, ayudó a salvar la vida a miles de católicos, facilitando su huida. 


En octubre de 1938 la aviación del bando nacional bombardeó Madrid con pan. Cuando en julio de 1936 España se dividió en dos bandos, en el lado de los golpistas quedó la mayoría de la España rural y en el de la República el industrial, mucho más poblado. Este aspecto en un principio sirvió para que en el bando sedicioso hubiese comida de sobra para toda la población, ocurriendo lo contrario en el bando del gobierno legítimo. Esta escasez se hizo sentir bien pronto en Madrid, que sufrió los rigores de la falta de alimentos. Uno de las bazas propagandísticas del bando alzado contra el poder constituido fue la de la buena alimentación que tenían, frente a las penurias sufridas en el lado republicano. Sin embargo, a medida que los seguidores franquistas avanzaban, ocupando más territorios y más poblados, las necesidades también fueron apareciendo en su bando, con el consabido colofón de hambre y necesidades que durante lustros azotó al país. 


Juan Yagüe Blanco, conocido también como El carnicero de Badajoz, tuvo una relación tortuosa con Franco, que llegó a resultar incómoda al dictador. Yagüe, militar africanista, dirigió la columna de regulares que en 1934 se utilizó para reprimir la sublevación de Asturias. En ese momento ya tuvo un encontronazo con el general al mando de las tropas en Asturias, Eduardo López Ochoa, quien había llegado a un acuerdo con los mineros levantados, cosa que el entonces teniente coronel Yagüe no veía con buenos ojos. Cuando tomó Badajoz fusiló a unas 4.000 personas, por, según él, no poder llevarlas con ellos en su marcha hacia Madrid, ni dejarlos atrás, pues volverían a reconquistar la ciudad. Si bien estos hechos resultan conocidos, no lo es tanto que en abril de 1938 realizó un discurso público donde pidió que se perdonara a aquellos españoles de ideas políticas equivocadas, que no tuviesen delitos de sangre, sacándoles a todos ellos de prisión, para que participasen en la construcción de la nueva España. Este discurso, del militar falangista, incomodó a Franco y a otros militares, lo que le costó a Yagüe su cargo, al menos de manera temporal. Para ciertos "expertos" Yagüe era el militar más capaz del bando golpista.


El ideólogo de la sublevación que derivó en la Guerra Civil fue el general Emilio Mola Vidal, de hecho era llamado El Director. Entre sus directrices secretas figuraba la de emplearse de manera extremamente violenta con el enemigo... aplicando castigos ejemplares a todos aquellos que no se plieguen. Dos datos sobre Mola: tuvo muchos problemas para entenderse con los representantes de los carlistas españoles, optando por apostar por los carlistas navarros, donde el general había sido destinado, para intentar prevenir que éste se alzara contra la República. Días antes de sublevarse su superior inmediato, el general Domingo Batet, le preguntó en persona sobre su implicación o intención de alzarse en armas contra el gobierno legítimo. Emilio Mola negó su implicación en ninguna intentona golpista contra la República, llegándole a dar su palabra de honor.


Valladolid se convirtió en la primera gran ciudad en estar bajo el poder del bando golpista. Como en otros lugares hubo división de fuerzas y enfrentamientos entre leales a la República y sediciosos. Sin embargo, lo que decantó la balanza fue el suceso en que Nicolás Molero Lobo, General Jefe de la 7ª División Orgánica, con sede en Valladolid, fue herido y depuesto de su cargo por parte del general golpista, Andrés Saliquet, de ideología monárquica. Saliquet fue el encargado de ocupar Valladolid, pues Queipo de Llano, natural del pueblo vallisoletano de Tordesillas, que quería dirigir la sublevación en su tierra, fue encargado de que la sedición triunfase en Sevilla. 


El general golpista, por partida doble (también lo intentó en 1932), José Sanjurjo Sacanell, murió a causa de su tozudez. Sanjurjo, exiliado en Portugal por su intento de sublevación en 1932 (dicha pena le fue impuesta tras conmutársele la pena de muerte), fue el jefe de los militares golpistas, debido a su antigüedad. Cuando el 20 de julio una avioneta le recogió en Estoril para llevarle a Burgos, el aparato sufrió un accidente al poco de despegar, chocando contra una valla de piedra. El militar murió, sobreviviendo el piloto. Éste declaró que el siniestro se debió al sobrepeso que llevaba la avioneta, debido a la gran cantidad de equipaje que se empeñó en llevar el fallecido, pese a las reticencias del piloto. 


En el bando republicano, a diferencia del banco alzado, la mujer sí que trabajó, en especial en la industria. Este aspecto, que se también se observa en EE.UU., la U.R.S.S., etc, durante la 2ª Guerra Mundial (y en otros países en la I Guerra Mundial), se debe a la falta de mano obra masculina, que se encuentra en el frente. A pesar de la necesidad de mano de obra femenina, en el bando del Gobierno legítimo, se observa que el desfase salarial entre hombres y mujeres es muy grande, situándose en torno a un un 30% de salario menos para las mujeres por la misma actividad. Esta cifra fluctúa en función de ocupaciones y territorios.


Juan Negrín, presidente del Gobierno de la República entre mayo de 1937 y marzo de 1939, fue un brillante científico. Santiago Ramón y Cajal le propuso, debido a sus capacidades, para dirigir un nuevo Laboratorio de Fisiología General en Madrid. Entre los discípulos de Juan Negrín se encuentran Severo Ochoa o Francisco Grande Covián. La teoría del político socialista sobre las "substancias receptivas" fue revolucionaria, y acertada, en su época.

domingo, 9 de octubre de 2016

GOEBBELS EN EL SIGLO XXI

Mas vale una mentira que no pueda ser desmentida
que una verdad inverosimil.

Joseph Goebbels

Hace tiempo me topé con una interesante información sobre los principios de actuación de la propaganda nazi. Goebbels dirigió con mano maestra este apartado, como lo prueba el hecho de que muchos no alemanes siguieran las locas ideas propagadas por Hitler y sus seguidores (antes del inicio de la 2ª Guerra Mundial existía un partido nazi en el Reino Unido, prohibido en 1940, que empiezo siguiendo la doctrina italiana de Mussolini y acabó decantándose por la hitleriana, antisemitismo incluido). Alguien podrá pensar que las estrategias puestas en práctica por el cojo político nazi murieron en 1945, cuando él y su mujer se suicidaron, asesinando de manera previa a sus seis hijos. Nada más lejos de la realidad.
Creo pertinente, antes de seguir desarrollando la entrada, que el lector puede acceder a la información de la que llevo hablando y que existe la posibilidad que no conozca. Aquí dejo el enlace de los once puntos:



Como el lector habrá podido comprobar existe una premisa básica: simplificar en la medida de lo posible, apelando a lo más básico. Una o pocas ideas repetidas hasta la saciedad de diferentes formas, unificar el concepto de enemigo, mensaje sencillo, destinado al individuo más inculto, estás conmigo o contra mí (en el fondo lo de seguir al rebaño es lo mismo, pero desde un punto de vista intrapersonal), unir el mensaje a lo más visceral (muchas veces se hace creando mártires involuntarios) y, aspecto muy importante, intentar llenar todo con el mensaje deseado, dejando el menor tiempo posible para confrontar ideas o buscar alternativas, es la base de este sistema doctrinario. Resulta una forma sencilla y efectiva cuando se quiere implantar una forma de pensar y actuar monocorde. Cuando hablo de doctrina no me refiero sólo a creencias religiosas. La política,  la Economía, ciertas tendencias actuales, en teoría muy solidarias, llevadas al extremo y que parecen no pueden ser cuestionadas ni un ápice, por situarte, si lo haces, de manera automática en el lado de los malos, siguen estos principios.
A todo ello se le debe añadir algo muy importante: no sólo existe un enemigo, también se puede identificar con facilidad un bien superior, atacado por ese enemigo. El bien superior, como toda entelequia, resulta inalcanzable, lo que da pie a los ideólogos de la doctrina a seguir incidiendo en la existencia de enemigos o de ideas perversas, que impiden avanzar en la consecuencia de ese bien. La necesidad de tener adversarios lleva a crear versiones, cada vez más esperpénticas, del malo o del mal. Son los mismos, o al menos poseen la misma mentalidad, los que asesinaron a Hypatia en el siglo V d. C. que los que ha fecha de hoy ven, y crean, enemigos por el mero hecho de no coincidir con sus ideas políticas, morales o económicas. Y son los mismos, porque si las circunstancias tornaran y se convirtieran en las adecuadas, no dudarían en reprimir de manera física al enemigo.
Resulta evidente que jamás se alcanzará el bien común. De la misma manera, resulta evidente que el problema no reside en su incapacidad para gestionar la situación o para revisar la validez de su idea. El quid de la cuestión siempre está en la conspiración judeo-masónica, y la lluvia pertinaz, que arruina aquello tan maravilloso que la propaganda nos ofrece.
Tal vez el ejemplo más transparente que tengamos a fecha de hoy sea el de la Economía neoliberal: siempre se ha de luchar contra los derechos sociales y laborales que impiden crear riqueza y que el Mercado rinda de pleno. Siempre existen palos en las ruedas del ideal, que, por otra parte, resulta imposible alcanzar, pues siempre se ciernen sobre el horizonte amenazas en forma de previsiones de organismos internacionales.
Sin embargo, existen otras doctrinas muy de moda, que sólo resultan una versión, disfrazada de buenismo, de esa propaganda totalitaria, y por ende de ese totalitarismo. Estas doctrinas totalitarias han contado con el apoyo inestimable de las redes sociales que a través del principio de vulgarización, del que se habla en el punto quinto del enlace, funcione de manera demoledora. Cierta gente, que hace mucho ruido, no necesita informarse de lo que ocurre en profundidad, sólo quiere que le proporcionen una causa para hacerse notar. Como aparece en el punto cuarto, la exageración y desfiguración sirven de carnaza para un determinado número de personas. Si ello se aliña con una anécdota sangrienta, tenemos el cultivo perfecto para que se ladre odio desde el desconocimiento. No se juzgan actuaciones precisas. Se descalifica el todo y cuando eso ocurre resulta muy fácil la confrontación.
Hace un tiempo hice una prueba, carente de rigor científico, pregunté a varias personas sobre un asunto y pedí que lo cuantificasen. La respuesta que me dieron en todos los casos superaba con creces a la realidad. Sin embargo, la cantidad de dinero e intereses personales que mueve ese asunto transmite una visión del asunto distorsionada en todos los sentidos. Se necesitaba crear un estado de alarma, salpicado de anécdotas trágicas (obviando otras que descartarían el montaje), para que mucha gente siga creyendo en esa idea.
Alguien me decía hace unos días, tras narrarme un suceso relacionado con lo que cuento, que se sentía fastidiado porque tenía la sensación de que no nos podíamos fiar de nadie. La respuesta a tal afirmación creo que resulta obvia: podemos, y debemos, fiarnos, de actos de personas u organizaciones, pero no de todos los actos, de ciertos actos, de aquellos que podamos valorar en su justa medida, debido, sobre todo, a que contamos con la información pertinente. En el fondo, todos los humanos, y nuestras obras y estructuras, poseen virtudes y defectos, por tanto, no puede existir algo beatífico en extremos, y menos si lo es en contraposición con un enemigo difuso y perverso hasta extremos increíbles.
Tal vez, la enseñanza que podamos extraer de estos principios de la propaganda nazi sea que no por pertenecer a un colectivo, de manera voluntaria o accidental, se posee una serie de cualidades, llamémoslas innatas. Nadie resulta bueno o malo por poseer un carnet o una filiación. La bondad o la maldad, por otra parte, no resultan extremas (salvo en alguna patología) en nadie. Incluso los seres más abyectos de la Historia mostraban cariño y respecto hacia alguna persona. Desposeer a una persona de todos sus atributos positivos, o en sentido contrario de los negativos (que también se da el caso) por pertenecer a un grupo resulta una muestra del mismo nazismo del que Goebbels hacía gala. Por desgracia los principios de la propaganda utilizada por los seguidores de Hitler siguen funcionando en nuestra sociedad; produciéndose el desgarrador y terrible hecho que esta estrategia la utilizan personas y organismos que dicen defender a los más necesitados.
Un saludo.

martes, 4 de octubre de 2016

IDIOTARIO (LXXVIII)

Amor furtivo: tipo de amor que busca a la persona adecuada en lugares donde está prohibida la caza.


Barriga: parte del cuerpo que sólo poseen las mujeres embarazadas.


Ejército Rojo: conjunto de británicos que invaden las costas españolas tras dos días tomando el sol.


Histeria: narración de hechos ocurridos en el pasado efectuados de manera tendenciosa y/o interesada.


Lazarillo de Tormes: novela picaresca del siglo XVI en la que un mozo pasa por diversas vicisitudes, algunas de ellas de dudosa moralidad, hasta llegar a ascender socialmente. En la actualidad, en vez de servir a amos, los Lázaros del siglo XXI l se afilian a un partido político y sirven a los intereses del líder del mismo, siendo recompensados sus esfuerzos de igual forma que le ocurrió al protagonista de la novela hispana.


La muerte tenía un precio: coste habido, por lo general exorbitado, resultante de las exequias de algún familiar que, por su desmesura, merece aparecer en una película de Sergio Leone.


Letras del Tesoro: te, e, ese, o, erre, o.


Otoño: estación del año comprendida entre finales de septiembre y finales de diciembre. Se caracteriza porque los días son cada vez más cortos, los árboles caducos pierden la hoja y porque rima con vagina.

Poema épico: cada una de las composiciones en verso realizada por un adolescente cantando a la persona amada. Es poema, porque pretende tener rima. Es épico, porque hay que ser un héroe para leerlo.


Turismo de masas: parte final del período vacacional, en especial el estival, en que el aumento de peso se manifiesta de manera considerable en las personas, fruto del buffet libre.


domingo, 2 de octubre de 2016

EL MONSTRUO

"No hay motivos para vivir,
pero tampoco hay motivos para morir.
La única manera con que se nos permite
mostrar nuestro desdén por la vida
es aceptarla"

Jacques Rigaut

Hace no mucho tiempo conocí a mi monstruo. A diferencia de los seres que aparecen en las películas, o en los cuentos, no se manifestó de repente; y, por supuesto, lo hizo de manera silente, como sin querer molestar. Ahora, con la perspectiva que proporciona el paso del tiempo, sé que creció dentro de mí; siempre muy dentro de mí. Aunque le gustaba jugar y en mis relaciones personales se hacía notar.
Si echo la vista atrás lo que más me asusta de mi monstruo es su capacidad para no hacerse notar, envolviéndote en una película transparente, en la que la realidad se presenta distorsionada sobremanera. Un mundo bipolar, negro o blanco, sin matices, repleto de filias y fobias, de prisas y obligaciones. De insensatez.
El monstruo crece de manera imperceptible en el interior, eso ya quedó dicho, pero acaba sembrando de barrotes el entorno. Todo se reduce a un encierro voluntariamente involuntario, donde hasta la última sonrisa no resulta real. Se conocen los usos sociales pertinentes, y se practican, pero siempre bajo una máscara que oculte el vacío que se ha creado. Ese vacío que va horadando los segundos destinados a la vida.
Como puede observarse el monstruo resulta una criatura única, personal y, me atrevería a decir, que intransferible. Cada persona tiene la capacidad, o la desgracia, de crear el suyo, modelándolo a su manera; con una única premisa: su esqueleto resulta componerse de una amalgama de soledad, vacío y tristeza. Sé que la soledad, el vacío o la tristeza pueden acompañarnos de manera ocasional en este viaje, pero el hábito, en ambos sentidos de la palabra, no puede conformarse con estos tres términos. El desgarro cuando esto ocurre no tiene parangón, aunque en ese momento no se tenga conciencia de ello.
Se puede debatir si existen personas que ayudan a que germinen monstruos en otras seres humanos. Yo creo que no. Lo que en realidad existen son malas decisiones. Más en concreto la mala decisión de no apartarse de cierta gente en el momento adecuado. Tal vez la fuerza de la costumbre o sentirse deslumbrado por lo que se anhela, y se cree ver en otra persona, contribuyen a no parar de alimentar a ese ser interno y silente que acaba ocupando todos y cada uno de los actos que rigen el día a día. Tu gritas a la vida que no te gusta y, desde lo más profundo de ti, en silencio, construyes esa vida que no te satisface. Horrible contrasentido.
Desconozco si ya he expulsado a mi monstruo, o sólo le he domesticado para poder convivir con él. De lo que si tengo conciencia es de haber aprendido de él (parece muy osado escribir que he aprendido con él, más bien he sufrido con él). En un principio se conoce todo aquello que no se desea en el presente y en el futuro. Pero, como en todo proceso, se van afinando los objetivos y se acaba haciendo patente lo que se quiere. Resulta paradójico que primero se sepa lo que se debe evitar. Imagino que lo primero es prevenir riesgos, dolor, soledad, vacío; para cuando se posee la entereza suficiente empezar a crear, a pergeñar un relato vital con la ilusión perdida antaño.
Llega un momento en que el monstruo ha corroído todo y se hace notar. Ese momento, aún lo recuerdo, llegó cargado de dolor físico. Paradójico, lo interno, el mundo interior, el alma que no existe, acaba manifestándose en forma de daño externo. Tal vez el monstruo había crecido tanto que no podía alimentare y ambos corríamos el riesgo de arrastrarnos a un vacío sin perspectivas, donde perderíamos los dos. Ya no podíamos acompañarnos en este viaje. Como, ahora lo sé, debía abandonar parte de la impedimenta que portaba en el conflicto que me devoraba.
Hoy percibo que el monstruo ha perdido su espacio en mí, intuyo que para siempre. En alguna ocasión me recuerda que estuvo allí, pero he vuelto a aprender a reír sin mayor motivo que hacerlo; he rescatado el placer de hablar sin finalidad; he recuperado la ilusión por los lugares nuevo/viejos; he experimentado la necesidad de probar nuevas comidas que comer o que cocinar; he sentido la necesidad de catar nueva música; he acumulado la capacidad para recordar la importancia  de compartir mi tiempo y mi interés con nuevos/viejos amigos y he aprendido la necesidad de esperar sin prisa, sin ansiedad, prefiriendo descartar a aceptar por sentirte más lleno/vacío.
La única cuestión que me queda por dilucidar sobre el monstruo tiene que ver la importancia del entorno y de lo interior. Unas líneas más arriba aparece escrito que el problema reside en la impotencia para decir no, y yo me pregunto si la capacidad de desechar lo más vivido, se aprende o siempre acarrea la existencia de un umbral de comodidad en el que se prefiere estar alojado, a pesar de las contraindicaciones y del aspecto trágico que supone portar un monstruo que devore la existencia.
Si alguien tiene la respuesta, la agradeceré.


El círculo parece ensamblarse,
pero sólo en la mente.
La realidad camina sobre una recta
donde te recogí y te volví a dejar.

Juan F. Martín


Un saludo.