miércoles, 14 de junio de 2017

EN UNA TARDE DE TELARAÑA

"On a cobweb afternoon
In a room full of emptiness
By a free way I confess
I was lost in the pages
Of a book full of death..."

Audioslave. Like a stone


Puede que el lector asiduo, si existe alguno, espere una entrada, más o menos fundamentada, sobre aspectos como la moción de censura, la política de Trump, los atentados de Londres o cualquier otra cuestión que aparezca, una y otra vez en los medios al uso. Si es así, siento que voy a desilusionarlo.
Me apetece mucho más hablar sobre como se construye, o reconstruye, una vida. 
Por lo general, las malas noticias aparecen de improviso, como el que no quiere la cosa. Una forma de vida, no tiene porque ser la mejor, se derrumba sin previo aviso; con todo el dolor, el miedo y la incertidumbre que esta situación genera. 
Una de las cosas que he aprendido, gracias a un profesional de estas cosas, es que existe una parte conductual y otra cognitiva, que no tiene porque caminar paralelas, ni en esta ni en otras cuestiones vitales.
La parte conductual se refiere a lo que haces para salir del asunto. En otras palabras: como te organizas la vida para seguir adelante. Se trata de moverse o no moverse, de seguir o parar. Desde mi experiencia personal, este apartado resulta el más fácil de manejar, pues, a pesar de todo, sólo se trata de planificar y hacer, aunque el grado de implicación no sea el cien por cien.
Existe una segunda variable, la cognitiva, que va ligada a como interpreta el sujeto lo que ha vivido. Tiene más que ver con los sentimientos, la autoestima... Aunque pudiese parecer lo contrario, este apartado también se puede trabajar, pues lo que sentimos, o mejor dicho, como interpretamos las cosas es algo subjetivo y no válido para otras personas. Se trata de una elaboración personal en función de nuestras experiencias, personalidad... Desde mi punto de vista, este segundo apartado, aunque modificable, como ya he dicho, resulta más difícil de sobrellevar.
Reconozco que estoy fascinado por mi propio proceso de reconstrucción, intuyo que inacabado, y por todo aquello que está produciéndose en él. Parece evidente que la autoestima se ha visto incrementada de manera muy significativa. De hecho, hace unos pocos días fui capaz de explicitar algo que me corroía desde hacía tiempo por dentro, pero no tenía forma definida. Supe entonces porque mucha gente me veía de una forma mucho más positiva de lo que me yo me veía a mí mismo y también aprendí una lección interesante sobre las expectativas creadas y lo acertado de la fábula "El escorpión y la rana" en el caso de determinadas personas.
Me choca de igual manera contemplar como la forma de ser, y de actuar, de ciertas personas, que tan importante fueron en otras épocas, ahora no ocupan ni un segundo de mi tiempo cuando se producen. Ni tan siquiera para cuestionarme por qué esas reacciones, o esas personas, tuvieron una gran transcendencia en mi vida. Hay demasiadas cosas y/o personas por hacer, vivir, pensar o conocer en esta vida.
Sin embargo, existe una sensación que, de vez en cuando, aflora y que, hasta hace bien poco, en cierta forma me podía: la sensación de fracaso. Fracaso de un proyecto, fracaso en mis elecciones, fracaso comparado con, fracaso... Como dije un poco más arriba, se trata de algo subjetivo, de una elaboración propia, tal vez fruto de cierto momentos de baja autoestima, de estrés (en ocasiones hay demasiadas cosas que hacer) o de vete tú a saber qué. Como he dicho, hace no mucho aprendía a lidiar con esa situación. Por supuesto compararse con alguien (o con la imagen que queremos tener de alguien) resulta un craso error. Respecto a mis proyectos y mis elecciones, no lo dudo, sigo teniendo proyectos y sigo queriendo, casi con vehemencia, elegir. ¿Equivocarse de nuevo? Entra en lo posible, forma parte de la vida y, por suerte o por desgracia, no poseemos el don de la infalibilidad (me han dicho que el Papa sí, pero no me quiero presentar a esas oposiciones).
Me gusta presenciar como cierta gente de mi entorno se reconstruye. Me gusta reconstruirme. Igual sigo teniendo termitas por dentro, que carcomen algún rincón por descubrir y por clarear, creo que todos tenemos termiteros internos, pero, lo importante, es que la reconstrucción, esté mejor o peor hecha, es un signo de vida; de una primavera lluviosa o calurosa; pero que siempre vendrá con flores más tempranas o más tardías y será un preludio de la luz estival que inunda todo.
Un saludo.

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