miércoles, 4 de octubre de 2017

MORAL DE SIERVOS

Me horripila todo lo que está sucediendo en estos días en Cataluña y en el resto de España, pero no por lo mismo que a mucha gente de bien. Tal vez lo que lo que más horripile sea la indigencia moral y burguesa de esa gente de bien. Y no, no me refiero al dueño de Zara, al de Mercadona o al que dirige la Caixa, que a esos, en el fondo, todo lo miden en ingresos y ganancias. Hablo de personas de carne y hueso, que han demostrado vivir en un mundo de cartón piedra y absurdo.
Marx dijo que había que abolir la moral burguesa, no teniendo necesidad de poner otra moral. Cada día que pasa estoy más convencido de que es así, pero también me estoy empezando a convencer de que hay, con matices, una moral del siervo, como definió Nietzche. Una moral de gente pacata, que vive en un mundo material, en el que cree que todo lo malo que sucede es lo que ocurre en las series de Netflix o en lugares y a personas distantes, mostrados por los medios. Una moral burguesa en la que mucha gente sólo piensa en acaparar, en tener más, como los héroes modernos: los multimillonarios (que en realidad lo son por su falta de escrúpulos, aunque quieran vender la moto de  las donaciones). Una moral de siervos en la que no gente no lucha por su dignidad, por recuperar lo que es suyo. A lo sumo, lo hace por una bandera que ondean a su conveniencia los mismos que les han esquilmado. Una moral de siervos, que les invita a creer que todo es flower power y que la violencia, la miseria, el latrocinio, el hambre, la guerra, la mutilación, la muerte por causas evitables , la explotación del hombre por el hombre, se soluciona dando dinero a una ONG o saliendo a la calle a votar para decidir si nos roban los de siempre o los de siempre.
Si, por o general, he utilizado los relatos para transmitir emociones o sentimientos, esta vez no va a ser así, y en esta entrada voy a ciscarme en todos los gilipollas que asolan este país y el resto de países occidentales. Vamos a ello.
Leo, estupefacto, a mucha gente criticando la actuación de Policía y Guardia Civil en Cataluña. Incluso he llegado a leer a alguien hablar de hipocresía, porque ha debido sufrir, ella o algún familiar, los efectos de la violencia policial. ¡Pedazo de bobos! Eso es lo que hace siempre la Policía, la Guardia Civil, los Mossos, la Ertxaina, los antidisturbios de Europa, EEUU o cualquier otro lugar. Pero como vosotros estabais en vuestra puta casita cuando los mineros luchaban para que no les cerrasen las minas, los de Murcia se echan a las calles para que no dividan su ciudad, los de Gamonal luchaban para que no se cargasen su barrios o los del 15 M hacían sentadas pacíficas y eran apaleados por Policía y Mossos, por eso no lo sabíais. ¿Hipocresía? Estupidez a mares de pijos que juegan a hacer revoluciones a principios de otoño. ¡Claro! Vuestras urnas eran más importantes que el sustento de una familia. ¡Dónde va a parar! Que se lo digan a las familias, dos el lunes, que desahuciaron los Mossos, siguiendo un mandato judicial. Ahí no hay cojones a ir para incumplir una sentencia judicial. Total, son gente marginal. ¡Hipócritas, vosotros! Que os creéis que toda la vida es cuchipandi y resulta que os importa una mierda la gente que realmente sufre.
Algunos rizan el rizo cuando piden que la Policía les saquen de manera inmediata de un lugar en Zaragoza, sintiéndose frustrados porque lo hicieron con calma y sin altercados, porque había muchos maderos en Cataluña. Vaya, para sacarlos a ellos cagando leches sí se necesitan a los antidisturbios, para otras cosas...
Por otra parte me horripilan son esa tropa que se dedica a mancillar el nombre de la izquierda y que se empezaron a rilar por la pata abajo ante la posibilidad de que se declarase la independencia. Los que vivían sobremanera de culpar a Rajoy de todo, han empezado a culpar a Puigdemont también. Resulta que los pagafantas de la prensa guay  (Escolar y compañía, entre ellos destaca Antonio Maestre)  y de la progresía política empezaron a sentir pavor ante la posibilidad de la independencia declarada de manera unilateral. Merece la pena ver como ha cambiado cierta parte del discurso en algún medio en el día de hoy. De nuevo la moral del siervo, quedar bien hasta que no hay más remedio, no tener valor para defender las posiciones cuando no se saca ventaja de ello. Sólo hay un principio: sacar provecho, sin mojarse mucho, o nada, aunque eso signifique alimentar al monstruo. ¿Qué monstruo? El siguiente monstruo:
Estos payasos sólo deseaban enaltecer sentimientos, alzando banderas, poniendo muros, insultado al otro, por vivir en Extremadura, Andalucía o en Madrid,  para justificar su inmundicia, su latrocinio o su complicidad con esos ladrones. Ni los corruptos del P.P. se han atrevido a tanto. Han generado odio de ida y vuelta. Odio entre gente que no se conoce y que, en algunos casos, estaría dispuesta a lo machacar al otro. Algún memo me dirá que eso no pasa en Cataluña. ¡Memo! No hay peor ciego que el que no quiere ver. Eso pasa en Cataluña y en el resto de España, porque siempre hay gente dispuesta a machacar al distinto, pero con este juego de trileros esos sentimientos, esa bestia, ha crecido y seguirá creciendo en ambos lados. Gracias a los trileros de la derecha catalana y a los pagafantas del buenismo que se llaman progres o de izquierdas es más que probable que la extrema derecha, los sentimientos nacionalistas crezcan en un lado y en otro. Y el nacionalismo sólo necesita algo: buscar lo distinto, aunque no sea real.
Las alimañas que han utilizado a la gente, absurda en muchos casos, reclamando votar como fundamento de la democracia (comer, tener casa, un trabajo, un sueldo digno, una pensión digna, cubrir las necesidades de las personas dependientes debe ser franquismo) sólo han generado odio. Odio en el lugar que dicen defender entre sus ciudadanos. Odio entre parte de esos ciudadanos del lugar que dicen defender y entre gente del resto de España. Odio entre gente del resto de España. Odio. Odio. Odio.
Los bobos que se dicen de izquierdas y que han defendido esta pantomima, no han esgrimido ni una puta reinvidicación alentando a los ciudadanos a luchar por mejorar su vida cotidiana. No han pedido que se redistribuya la riqueza, que... Nada, sólo han pedido el derecho a votar sobre algo que no saben donde lleva, pero que mola mucho. La izquierda consiste en que los trabajadores se hagan con el control de los medios de producción o, como poco, con una justa redistribución de la riqueza. ¿Cuántos han propuesto algo? Ninguno, todos se han dejado llevar por los acontecimientos, dictados por la derecha. Como dijo el gran Gustavo Bueno: eso es una izquierda difusa, pero no tiene nada que ver con la izquierda real.
Me da igual Rajoy, el Borbón, Pedro Sánchez o Naranjito, son todos lo mismo, neoliberalismo opresor. Pablo Iglesias igual, o peor, porque además secuestró el 15 M, para apuntalar su poder personal, proponiendo a cambio bobadas o poniéndose, siempre que hay que dar la cara, de perfil. De nuevo la moral del siervo.
Pero, por otra parte, que no me vengan con chorradas sobre los políticos catalanes, son la misma morralla. Puigdemont, el muñeco de Mas, Junqueras, un ignorante desbordado por los acontecimientos, el Rufi, sin comentarios. Colau, una mujer a la que admiraba en su labor en la PAH, ha resultado ser una bienqueda, que tras los acontecimientos se ha agarrado a la brutalidad policial y largado la estupidez de las agresiones sexuales. Ciertos temas son recurrentes y funcionan bien, pero de tanto usarlo se corren peligros como que te imiten. Hasta ahora lo del feminismo y lo LGTB les ha funcionado bien a la progresía porque tenían la patente, pero la extrema derecha se ha empezado a dar cuenta del tema y empieza a poner a mujeres y personas que se declaran como homosexuales en primera línea. La tal Melissa, del grupo fascista Hogar Social en España, Marine Le Pen en Francia  o Alice Widel, que se declara lesbiana, y que lidera la extrema derecha alemana, que obtuvo representación parlamentaria y se situó como tercera fuerza política de Alemania.
Esta movida ha demostrado que existen dos Españas: la de los que quieren enfrentarse por cuestiones etéreas y la de los que quieren construir algo mejor uniéndonos para plantar cara a quienes de verdad debemos plantar cara: los que nos empobrecen, embrutecen y nos manipulan. Las dos Españas de Machado están contenidas en la primera y cuestiones como lo ocurrido la alimenta, la hace cobrar protagonismo, mientras acalla a la otra. Ideal para aquel que, desde su poltrona económica, siga acaparando cada vez más, empobreciéndonos cada vez (aunque diga que la situación le preocupa). Sabe, querido lector, mientras los pagafantas progres y de pseudoizquierda se enzarzan en una discusión sobre urnas y chorradas, los fascistas españoles se dedican a ayudar a la gente, ganando terreno cada día, poco a poco, pero de manera segura. Hacen cosas como éstas:

http://www.elconfidencialautonomico.com/muy_confidencial/Aprueba-selectividad-Hogar-Social-Madrid_0_2934306559.html

Mientras los botarates que dicen representar al trabajador, sindicatos de mierda incluidos, se dedican a arrojarnos a los unos contra los otros.
¡Me cago en vuestra mierda de urnas para dar el poder a corruptos de derecha aquí y allí! ¡Me cago en vuestra misera moral de siervo! ¡Me cago en vuestro mensaje de odio!
Negociar, negociar, negociar. Qué,  ¿cómo Puigdemont no desarrolla  leyes que favorecen a los más pobres porque las grandes empresas se oponen?

https://www.economiadigital.es/politica-y-sociedad/lo-que-nadie-cuenta-y-se-sabe-de-la-ley-catalana-de-pobreza-energetica_187440_102.html

http://www.vozpopuli.com/economia-y-finanzas/empresas/Generalitat-Ley-pobreza-energetica-aplicacion_0_974603946.html

Iros, todos los que vais de la mano con estos, a tomar por el culo.
Un saludo.

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