jueves, 31 de enero de 2013

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA ¿PARA QUIÉN?

Parece que una gangrena, por el momento imparable, se ha adueñado del Partido Popular. Más concretamente ha tocado, veremos si hundido, a la cúpula directiva del Partido Popular nacional. A nadie se le escapa que todas las noticias relacionadas con el antiguo tesorero del partido, Luis Bárcenas, suponen una carga de profundidad para los actuales "líderes" del partido de derechas, que detentan el poder en este país, tanto en el Gobierno Central, como en  una buena parte de las administraciones autonómicas y municipales. La noticia destapada esta mañana por el periódico El País, en la que se asegura que los actuales dirigentes populares recibieron un "sobresueldo", ha supuesto un torpedo en la línea de flotación de Rajoy, Cospedal y demás tropa pasada y presente que aposentaba sus posaderas en Génova 13.


No creo oportuno conjeturar sobre las causas de tal avalancha de informes, pues, además de una estrategia de defensa del inculpado, pueden existir otras tensiones entre aspirantes al trono popular, que desconozco y no me interesan lo más mínimo. Las ambiciones de ciertos personajes son tan insustanciales como su propia existencia y, en el fondo, sólo sirven para demostrar que muchos de ellos venderían a su madre si ello les ayudara a hacerse con el poder.

Mucho más interesante me parece, y sobre ese aspecto girará el resto de la entrada, la respuesta dada por alguno de los tipos que se han visto envueltos en este escándalo, como por ejemplo la proporcionada por la Cospe, Mari Loli para algunos de mis amigos. Como puede suponer el amable lector, la mujer que denunció a Greenpeace por acusar al Gobierno de crear una ley que favorece a empresas como la de su marido, por cierto les ha denunciado utilizando los recursos de la comunidad autónoma que dirige, se declara inocente y más santa que Teresa de Jesús. Cosa que no pongo en duda, porque,como es sabido, el sistema en el cual vivimos se basa en que hay que demostrar la culpabilidad, no la inocencia.


Afortunadamente vivimos en un estado de donde todo el mundo es inocente, al menos hasta que se demuestre lo contrario. No sólo eso, como se ha podido comprobar en el párrafo anterior, cuando alguien lanza una acusación contra alguien, que puede afectar a su honor, su integridad..., el afectado puede demandar que la Justicia le socorra, aunque para ello hayan de pasar un pila de años. La verdad que podemos considerar, al menos en ese sentido, que en este país tenemos mucha suerte. A no ser que seas parado, funcionario, trabajador de la empresa privada, controlador aéreo, pensionista, enfermo, ciudadano... Porque, querido lector, si usted se incluye en alguno de esos colectivos, y otros más que no he incluido, usted ha sido acusado de defraudar, no trabajar, rendir poco, ser un privilegiado, cobrar demasiado, gastar medicamentos a troche y moche, vivir por encima de sus posibilidades... y, casualmente, lo ha sido por los mismos que ahora defienden, a capa y espada si fuera menester, su, o la, presunción de inocencia de todos los implicados en este caso de corrupción mayúsculo, como otros muchos, el caso Bárcenas.


Imagino que el lector recordará cuando el número uno del Ministerio de Hacienda, Cristobal Montoro, justificaba la subida del I.V.A. alegando que existía mucho fraude y que no si no defraudáramos tanto no había hecho falta subir dicho impuesto indirecto. En otras palabras: el responsable de un área lanza una acusación, sin precisar ni quienes son los culpables, ni cuanta su culpa y de esta manera nos responsabiliza a todos, cargando finalmente la culpa sobre la totalidad de los ciudadanos.
El repago médico, tres cuartas partes de lo mismo. Mucha gente consume medicamentos que no necesita, por lo que todos pagamos, ése fue el eslogan de los que defendían tal medida. ¿Quién consume en demasía? ¿Quién receta en demasía? Nadie lo sabe. Se acusa a todo el mundo y santas Pascuas.
El tema de los funcionarios, a los que han denigrado hasta la vergüenza, sigue el mismo patrón. Responsabilizar a todos por las conductas de unos pocos, a los que nadie conoce y contra los que nadie parece actuar, ni tan siquiera los responsables de las administraciones les conocen, ni actúan contra ellos, que esa es su responsabilidad. Sin embargo, no dudan en acusar y culpar a todos por igual. 
Aunque, tal vez, el tema más chusco sea aquel que dice que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, lo que los peperos llamaban el milagro de la época de Aznar. ¿Quién ha vivido por encima de sus posibilidades? ¿El que recibía un sobresueldo en un sobre? ¿El Bigotes? ¿El constructor que untaba a alcaldes y concejales para recalificar terrenos? ¿Los políticos que cobraban sueldos fabulosos? O, a lo mejor, se referían al currito que ganaba mil euros, u ochocientos, y llegaba a fin de mes más tieso que un legionario en un desfile. De nuevo, acusaciones sin fundamento y con un culpable predeterminado: todos nosotros.


Cualquiera de los colectivos ha sido atacado de igual forma, sin que los integrantes de los mismos, que en realidad son los que actúan de una u otra manera, hayan podido defenderse contra las embestidas de miembros del Desgobierno o afines a ellos (recuerda el amable lector el famoso ¡qué se jodan! o esa otra "política" que acusaba a los parados que cobraban 400 euros al mes de comprarse televisores). Para todos ellos, para todos nosotros, no hubo jamás presunción de inocencia, ni nadie se preocupó de aportar las pruebas necesarias que respaldara sus acusaciones y, mucho menos, de llevar a los sujetos que realizaban tales conductas ante los organismos judiciales o administrativos correspondientes. Sin embargo, llegado este momento, aunque existan pruebas cada vez más contundentes contra ellos, nosotros, los que fuimos juzgados sin juez ni abogado defensor y condenados, debemos respetar su presunción de inocencia, aunque lo que dijeron hace tres días se haya demostrado más falso que una moneda de 4 euros. Y mi pregunta es: ¿qué autoridad moral tienen sobre nosotros para pedirnos esto unos tipos que nos han juzgado y declarado culpables a todos por actos que no han demostrado que hemos cometido?
Un saludo.

miércoles, 30 de enero de 2013

IDIOTARIO(LXIX)

Animal extinto: animal, o especie animal, desparecido/a de la faz de la Tierra debido a su afición al vino que no es blanco ni rosado.

Coche clásico: vehículo al que se le ha privado del derecho a la jubilación.

Corrupto: persona con serios problemas de memoria, que le impiden recordar con precisión ciertos actos reprobables cometidos por él, y, según el mismo, con una trayectoria vital tan intachable, o más, que la de Gandhi. Sinónimos: presunto, perseguido por la Justicia, pongo la mano en el fuego por, todo lo he hecho por el partido...

Empalmado: circunstancia que caracteriza a la familia Borbón, tanto a los pertenecientes a la misma por vía directa, como demuestra la activa vida sexual de los últimos monarcas Borbones españoles, como a los familiares políticos de éstos, caso del actual yerno del Rey de España.

Estrella fugaz: cantante, o grupo musical, que sólo obtienen un éxito comercial en toda su trayectoria profesional.

Formato: reacción verbal de Belén Esteban cuando se enteró de que la grúa quería llevarse su coche, un Ford. La expresión completa fue:  "Por formato".

Lenguaje de signos: lengua apropiada para mantener un diálogo de sordos.

Pescado fresco. tipo de pez que se caracteriza por sobrepasarse, bien de palabra, bien a través del contacto físico, con las peces hembra.

Ponderado: derado.

Pornografía: palabra compuesta por otras tres: la conjunción por, el adverbio de negación no y el sustantivo grafía: escritura. Se refiere a aquel tipo de expresiones artísticas que para ahorrarse escribir un guión hacen girar todo en torno al folleteo.

Tercios de Flandes: cervezas belgas de 33 centilitros.

lunes, 28 de enero de 2013

REFLEXIONES

Fátima Báñez, la ministra de Trabajo que no ha trabajado en su vida fuera de la política, interpreta que una pérdida de casi un millón de puestos de trabajo durante el año pasado (dato que se extrae de sumar los casi ochocientos mil parados nuevos recogidos en la E.P.A. y las casi 200.000 personas que bien por haberse ido fuera, bien por no buscar trabajo actualmente) encubre noticias positivas de cara al futuro. No vamos a preguntarnos sobre el proceso que se ha seguido para elegir a esta tipa como ministra de Trabajo, por parecer obvio, pero sí sobre la catadura moral de la citada persona. En un país con casi seis millones de parados, decir que en un año el aumento del 20% en el número de parados esconde buenas noticias muestra a las claras cuales son las prioridades de unos y otros. En el caso de la tal Báñez uno opina que su prioridad es seguir con su dinámica de trabajos bien remunerados, en los que los resultados finales parecen no importar mucho.



Imagino que alguien en el Desgobierno de España se habrá parado a pensar que a menores salarios, menos dinero ingresará la Seguridad Social, así como el de Hacienda por cada uno de los asalariados. Como todo el mundo sabe las cotizaciones, así como el I.R.P.F., se calculan aplicando unas tablas basadas en el dinero que cobra cada uno de los trabajadores. No hace falta ser un experto en el tema para llegar a la conclusión de que a menos ingresos por parte del trabajador, menos ingresos para la Seguridad Social y para Hacienda. Seguramente alguien diga que ese dinero, que ahora se llevan los empresarios lo pagarán ellos en forma de impuestos. Falso. La recaudación de la Seguridad Social se verá afectada irremediablemente y el resto de impuestos que puedan devengar los empresarios por ganar más dinero no servirá, ni por asomo, para cubrir lo que deja de ingresar Hacienda en concepto de IRPF e IVA. Lo del IRPF parece claro claro. Lo del IVA también, a menor salario, menor poder adquisitivo. A menor poder adquisitivo, menos compras. A menos compras, menor recaudación por impuestos indirectos. Invito al amable lector a que calcule el IRPF que paga a Hacienda, si lo hace, y el tanto por ciento de IVA que paga en los productos. Si a esto le unimos lo que pagan el que produce lo que compra, el de la tienda que lo vende.. será fácil llegar a la conclusión de que a menores salarios, menos ingresos para las arcas públicas.


La prima de riesgo ha bajado bastante en los últimos meses. ¿Motivo? Desde luego no lo podemos encontrar en la economía real. Un país con seis millones de parados, cuyo PIB desciende a marchas forzadas, con serios problemas en el sistema bancario, con una deuda pública generada en 2012 considerable... no parece invitar al optimismo y mucho menos a que los "inversores" consideren que hay menos riesgo de quiebra, default, o lo que sea, que hace cinco meses. Lo único que ha variado ha sido la charleta de Draghi sobre la intevención del BCE. Parece claro que el problema no son las medidas económicas que se tomen, y mucho menos el resultado de éstas, nefasto hasta el momento. El problema de la prima de riesgo se puede traducir, sin temor a equivocarse, en cuanto espacio se les deja a los especuladores por parte de las autoridades. En este caso han bastado unas palabras para cerrar espacios a la usura desmedida.


Veo, complacido, como la selección española de balonmano, deporte que me atrae mucho, gana su segundo título mundial. Lo más grato de todo el asunto es contemplar como los jugadores, inmediatamente después de ganar el partido, cogen a sus hijos en brazos (Valero Rivera, el seleccionador hizo lo mismo con su nieto) y celebran con ellos en el vestuario un triunfo apoteósico. Sinceramente, me ilusionó tanto o más ver esta imagen que el triunfo sobre los daneses. Posteriormente apareció la imagen de siempre: Felipe de Borbón y una integrante de la Casa Real de Dinamarca se apuntan al carro y entregan las medallas a los jugadores de sus respectivos países. Uno tiene la impresión de que las monarquías y demás entelequias necesitan fagocitar los triunfos, el esfuerzo, ajeno, para seguir subsistiendo. ¿Hubiesen bajado al vestuario cualquier de los dos integrantes de la monarquía si sus respectivos paises hubiesen sido eliminidos en cuartos de final?


¿Qué tienen en común Egipto, Siria, Libia y Mali? La importancia que han cobrado los movimientos islámicos en cada uno de los países y los enfrentamientos, y/o violaciones de los derechos humanos, que existen en los cuatro países. La diferencia es el grado de aceptación de Occidente de dichos movimientos. Mientras en Egipto dejan hacer, por haber ganado unas elecciones, en Siria dejan hacer, para derrocar a un dictador, y en Libia dejan hacer, tras haber derrocado a otro dictador. Mientras, en Malí, Occidente, Francia, ha emprendido una campaña militar para apoyar al gobierno de ese país contra la guerrilla, o ejército, islamista. Aunque el asunto es más complejo, mucho más complejo, uno puede llegar a tener la impresión de que si se sirve a los intereses de Occidente da igual quién seas, que te dejarán hacer. Si no sirves a los intereses del amo, date por jodido.


Leo que un número significativo de alcaldes y presidentes de Diputación cobran más que Mariano Rajoy Brey, a la sazón líder del Desgobierno que nos ha tocado en desgracia. El goteo de noticias de este calado, o de peor calado aún, es continuo, conviritiéndose casi en un diluvio. Nadie quiere poner coto a los excesos, cuando no delitos, cometidos por la casta política de este país. Parece que comenzar de cero puede pisar demasiados callos y que existe cierto miedo a provocar dolores a determinadas personas. O, tal vez, en realidad piensen que todo el dinero que reciben, bien legalmente bien de manera ilegal, en algunos casos, lo merecen, aunque sus conciudadanos, a los que dicen representar, sufran privaciones severas. ¿Cómo hemos construido este monstruoso sistema? ¿Acaparar más dinero público en sus bolsilllos sirve para que los políticos defiendan mejor los intereses de los ciudadanos?


Hace unos meses el vago y extraño concepto Marca España servía para intentar desprestigiar cualquier atisbo de protesta o cualquier acto, como una fotografía, que denunciara la triste, y a veces desesperada, realidad que viven millones de ciudadanos españoles. Todo lo que no siguiera la senda marcada por el Desgobierno encabezado por Mariano Rajoy Brey afectaba al etéreo concepto Marca España. A día de hoy la Marca España parece haber perdido protagonismo, excepto para los que cobran, y bien, por hablar día y noche de ella. Si el concepto Marca España siguiera tan pujante como hace unos meses podíamos añadirle un nuevo hito: el país con más casos de corrupción nuevos por semana. El lema podía rezar algo así: Marca España, la corrupción que empobrece a los ciudadanos, elevada a la categoría de arte.


El Desgobierno de Castilla la Mancha ha optado por la solución de cubrir las bajas de los funcionarios docentes, maestros y profesores, con maestros en prácticas, que no cobrarán nada. No puedo evitar sentir y pensar varias cosas negativas asociadas a esta iniciativa. Para no aburrir al lector me centraré en dos. Imaginemos, no es improbable, que alguno de los niños de los que se encarga el maestro en prácticas tiene un problema serio, pongamos un accidente grave. Los docentes, los que cobramos por ejercer tal profesión, tenemos un horario, aprobado por las respectivas direcciones provinciales, que indica, en todo momento, con que alumnos tenemos que estar, haciéndonos responsables de su seguridad. ¿Esa misma responsabilidad se le va a pedir a un maestro en prácticas? Y una segunda reflexión. Si maestros en prácticas pueden ejercer sin cobrar, ¿por qué no hay políticos en prácticas? ¿banqueros en prácticas? ¿asesores de políticos en prácticas?...


Eufemiano Fuentes, el médico sobre el que parecía girar buena parte de la Operación Puerto, presentó hace unos años una tesis doctoral, cum laude, en la que se defendía que el deporte de élite resulta perjudicial para la salud. Uno, que suscribe lo que dice el galeno, se sorprendió al enterarse de que la tesis fue presentado un tiempo después de que se destapara la Operación Puerto y de que su nombre se vinculara a dicha trama. Resulta, digamos sorprendente, que un tipo que sabe a ciencia cierta que el deporte de élite, al menos una buena parte de él, no resulta  beneficioso para la salud, más bien al contrario, utilice prácticas prohibidas, o eso parece, que puede perjudicar aún más la salud del deportista.

domingo, 27 de enero de 2013

NUESTRO TIEMPO, NUESTRO TESORO.

Ante la soflama, de carácter panfletario, lanzado por las huestes de siempre, que se puede resumir en lo que sigue: el estado no tiene porque obligarme a pagar impuestos, porque el dinero es mío y hago con él lo quiero, uno tiene la intención, que a partir de ahora va a ser una realidad, de responder: no quiero trabajar, quiero que me paguen por gastar mi tiempo como me dé la gana. Mi tiempo es mío y hago con él lo quiero.
¿Solemne majadería? A simple vista, imbuidos en este sistema capitalista salvaje, lo puede parecer. Pero, con toda la calma del mundo, y la distancia necesaria, hagamos una breve, lo prometo, reflexión al respecto.
En el supuesto de los defensores de la economía patológica lo prioritario es el dinero. Que nadie se engañe, la libertad, que es lo que ellos dicen defender, se la pasan por el forro, pues, claramente, mi libertad les interesa un carajo. Su verdadera prioridad es imponer su modelo, que como todo el mundo conoce se basa en el dinero, más concretamente en la posesión del mismo. Si a mi, y otros muchos, nos parece oportuno que exista un estado, o un cierto número de administraciones, que redistribuya/n el dinero, o algo parecido, a ellos, mi forma de pensar, y mi libertad, se la trae floja. En nombre de su pretendida libertad yo debo guardarme mi libertad para decidir como quiero que sea la vida en la sociedad en la que vivo. Por tanto, en nombre de la libertad, estos liberticidas lo único que pretenden imponer es su verdadera adoración al dinero. 
Pero... el postulado que defiendo yo, ¿tiene algún sentido?


Existen, al menos, dos respuestas posibles a esta pregunta. A saber, la individual y la, denominémosla, colectiva.
La individual tiene mucho sentido, al menos para mi. En el fondo yo no intento imponer nada a nadie. Al contrario, sólo quiero decidir sobre mi y mi tiempo. El único afectado por mi decisión puede ser aquel empresario, porque además quiero que me pague un empresario, que me tenga que abonar mi sueldo mensual. Como el lector puede comprobar, mi proposición afecta a mucha menos gente que la de los economistas patológicos y sus seguidores, como se pudo comprobar en la reflexión que realicé unas cuantas líneas arriba.
Una vez expuesta esta reflexión, si se quiere una burla o un juego dialéctico de tipo floral, vamos a lo que realmente quiero exponer: la importancia de los valores. 
No albergo duda alguna de que el lector habrá descubierto, hace tiempo, que mi propuesta, la del sueldo sin trabajar y poder disponer de mi tiempo como desee, encubre algo más que una gracieta. En realidad se trata de resaltar la importancia de algo que es nuestro y que no valoramos, o quieren que no valoremos en su justa medida, como es el tiempo. Somos seres finitos en todos los aspectos, por lo que también lo somos desde un punto de vista temporal. Ya sabe el lector esa historia de que los seres vivos tenemos la extraña virtud de nacer, crecer, reproducirnos, si podemos, y morir, lo mejor que podamos. Por tanto, nuestro verdadero tesoro, sobre el que gira todas las cosas de nuestra vida, no es otro que nuestro tiempo vital. Para trabajar necesitamos disponer del tiempo de nuestra vida, para amar necesitamos disponer del tiempo de nuestra vida, para hacer el amor idem, incluso para leer esta estúpida entrada el lector necesita disponer del tiempo de su vida. Sin embargo, por arte de ensalmo, parece que existe algo más importante que nuestro tiempo, que nosotros mismos, que la esencia de la vida y esa estupidez, ese invento del hombre, no podía ser otro que el dinero. El dinero, que nació para facilitar los intercambios, por tanto como un medio, se ha convertido en la finalidad. Curioso trueque de valores.


No voy a entrar en analizar a los tipos que anteponen la posesión de dinero, o sus sucedáneos, a cualquier otro ámbito de la vida. A pesar de sentir hacia esta forma de ver la vida un cierto desprecio, no seré yo quien impida que la gente pase por este mundo con las prioridades que ambicione. Sin embargo, si parece oportuno decir que los ideólogos de esta forma de pensamiento sí que maquinan para imponernos su voluntad, robándonos nuestro tiempo. Robándonos nuestra vida.
Piense el amable lector sobre las consecuencias de utilizar como medida de todo el dinero, o sus sucedáneos, y no el tiempo. Piense el amable lector que las nuevas tendencias, impulsadas por los economistas patológicos, los políticos de turno y sus mamporreros mediáticos, es la de trabajar más rápido y más horas, a cambio, encima, de menos dinero. Curioso. El dinero, o sus sucedáneos, son la meta, no el medio, y la intención de los que manejan el cotarro no es otra que quitarte más tiempo, lo único que es tuyo, para que trabajes más y adquieras menos dinero a cambio de esa mayor carga de trabajo. ¿Quién impone a quién? ¿Quién es un auténtico liberticida?
Alguien podrá alegar que para disponer de ese tiempo se necesita dinero. Cierto. Pero intento exponer que la consecución del dinero mediante el trabajo debería supeditarse a la posesión del tiempo vital y no al revés. Debemos trabajar para vivir y no al revés.
En el fondo, estimado lector, nuestro mayor tesoro, no el único pero si nuestro mayor, porque nos acompañará toda nuestra vida, en cualquier momento de la misma, es nuestro tiempo, por lo que ser dueños del mismo, o de la mayor parte del mismo, se convierte en nuestra más preciada posesión. Pretenden cegarnos, haciéndonos creer que lo fundamental radica en la posesión sin fin de dinero o sus sucedáneos, pero lo esencial se compra con nuestro tiempo. La sonrisa de los hijos, de tus padres, ya ancianos, ese chiste, esa cerveza, ese partido de fútbol con los amigos, ese paseo o, también tiene cabida, esa tarde tocándote las narices frente al televisor. Todo ello se compra con tiempo, con el tiempo de nuestra vida. Con el tesoro que nos acompañará hasta la muerte. Lo demás...
Un saludo.

viernes, 25 de enero de 2013

SOBRE LOS QUE NO VALEN

Uno tiene, como todo hijo de vecino, sus teorías para explicar los acontecimientos que le rodean. Teorías que pueden caracterizarse, en un alto porcentaje, por lo descabellado de las mismas. Pero el que suscribe no puede evitar pensar que sin esas teorías careceríamos de "...un centro de gravedad permanente, que no varíe lo que ahora pienso de las cosas, de la gente...". O, tal vez, esas teorías se deriven de nuestra personalidad, que constituye, en esencia, nuestro centro de gravedad permanente.
Entre esas descabelladas teorías, el que suscribe, o sea yo, tiene algunas referentes al mundo de la educación, deseducación o adoctrinamiento, que el lector y el ministro Wert escojan el término que más les agrade. El seguidor habitual recordará que hace tiempo hablaba de que se aprende mediante nuevas conexiones entre neuronas y que dichas conexiones deben "deshacerse" si queremos cambiar determinadas conductas. Recordaré que este ejercicio de extinción se debe acompañar de un aspecto básico: proporcionar conductas alternativas socialmente aceptadas. Pues hoy, sufrido lector, voy a hacer una reflexión, espero que interesante, sobre lo que opino de ciertos tópicos y ciertos tipos de actuaciones que existen en el mundo de la docencia.


Antes de comenzar parece oportuno recordar al amable lector que mi profesión es la de docente, no sé si decente, y, en concreto, en el ámbito de la educación especial, labor que he desarrollado durante  la última década en centros ordinarios. En otras palabras: soy el profe de apoyo.
Para empezar a hincarle el diente al asunto nada mejor que recordar una de esas famosas frases que se oyen, de vez en cuando, en algún centro educativo por parte de algún docente: "Ayer se lo sabia, pero hoy ya se le ha olvidado. Es incapaz de aprender." ¡Toma ya! Ahora resulta que tenemos una cierta cantidad de alumnos aquejados de algún extraño tipo de demencia, aún sin identificar, que les impide aprender y, no sólo eso, les afecta a su memoria, especialmente cuando se trata de rescatar de ella aprendizajes académicos.
Señores médicos, científicos y demás tropa que estudia el cerebro, ¿qué esperan para abordar este fascinante campo de la pérdida de memoria académica infantil? Un auténtico filón para tesis, o para perpetuar el nombre o el apellido de algún avisado investigador, que podía utilizarlos para nombrar esa extraña y aún difusa patología.
Por cierto, un consejillo, no apliquen esas investigaciones a los nombres de los juguetes de moda, a los de ciertas canciones o personajes de series de dibujos animados, sus sesudos estudios se podían ir al garete. Lo cual puede servir para dar una pista al amable lector de por donde van los tiros. Pero no nos anticipemos, aún queda mucha tela por cortar y debo intentar imprimir un mínimo de coherencia a lo que deseo exponer.
Vamos a dejar, de manera momentánea, este extraño fenómeno de las demencias infantiles selectivas y pasaremos a abordar un segundo aspecto, que nos ayudará a comprender, eso espero, lo que pienso sobre el tema que intento plasmar negro sobre blanco.
Para seguir avanzando creo conveniente hablar de un alumno, ficticio o no, con un historial complejo. Pongamos que existe un niño, o niña, que tiene una serie de problemas, una patología, que con medicación se puede controlar, y se controla. Parece oportuno reconocer que hasta que se controla sí que puede producir ciertos episodios siempre "espectaculares", pudiendo llegar a ser peligrosos si no se da la atención correcta. La medicación sí que puede generar efectos secundarios, pero, en general, una vez se consigue establecer la dosis adecuada y se sigue una pauta en la administración del fármaco no suelen aparecer problemas. En todo caso, más de un niño y de dos padece ese problema y, en muchos casos, si no él, o sus familiares, no te lo dicen tú jamás lo sospecharías.
Sea como fuere, pongamos que ese niño tenía su futuro escrito con letras tétricas, fruto del desconocimiento por parte del docente de turno o de la incapacidad como profesional y como ser humano de dicha persona, que decidió que ese chaval no tenía remedio, ni "solución". El niño salvaje de Aveiron se había reencarnado de nuevo. Arrojar sillas, pegar, por sistema, a compañeros, gritar, incapacidad para aprender y todo lo que el lector quiera añadir, se había convertido en la forma de actuar de ese niño, imaginario o no  ¡Todo un cuadro mañanero! Y, de nuevo, un caso digno de estudio (el del chico o el de el/la docente en cuestión, no lo tengo muy claro).


Curiosamente, tres años después ese pequeño es posible que haya aprendido a leer, a sumar y a restar y algunas cuantas otras cosas más, aunque aún queda mucho camino por recorrer. Ya no tira sillas, insulta lo normal en esos casos, no levanta la voz, pega de vez en cuando, como todo hijo de vecino de su edad, y, como he dicho, aprende. La verdad es que para ser imaginario, o no, la cosa no ha podido salir mejor. Sin embargo, con este niño, como con otros muchos, lo primero que se hizo, si hubiese sido un caso real, lo primero que habría que haber trabajado era el sentimiento de eficacia, y por extensión la autoestima, del chaval en cuestión.
Imagínese el amable lector que en su trabajo le dice el jefe que le deja hacer lo que quiera, que usted es poco menos que una acémila (con perdón para las acémilas) y que no tiene solución para usted. Lo primero que se le pasará por la cabeza, además de que no le va a despedir y le va a seguir pagando, será una expresión: de puta madre y disfrutará como un enano haciendo todo aquello que siempre ha querido hacer y nunca ha hecho. Poco a poco irá descubriendo hasta donde puede llegar con sus conductas disruptivas, probando a realizar todo tipo de actos inimaginables hasta hace bien poco. ¡Cojonudo! Al menos hasta que las payasadas se conviertan en una rutina y empiece a sentirse un bicho raro. Un bicho raro al que todo el mundo "soporta", con más o menos resignación, pero que, desde luego, no goza de especial aprecio entre los compañeros, no va a ser invitado a tomarse una caña después del curre y mucho menos a la cena de Navidad. En el fondo, está ahí porque no queda otro remedio. Pero todo se reduce a eso, a estar ahí. Evidentemente, ese rechazo, más o menos explícito, termina generando en usted, y en el niño, una gran frustración, posiblemente, o entre otras cosas, fruto del aislamiento social. Esta sensación puede llevar a bien a emitir conductas más "estridentes" o bien, lo que suele ocurrir tarde o temprano, a una especie de pasotismo social, de encerrarse en su mundo. Dificultando esa cerrazón las ganas de aprender nada nuevo, mucho menos en un entorno tan hostil para usted, o para el niño. En el caso del niño debemos valorar además que esa cerrazón, ese rechazo, se dirige hacia la escuela, un lugar diseñado para aprender.
Recuerda el amable lector aquello de: "Ayer se lo sabía, pero hoy se le ha olvidado", únalo a lo que ha leído después. ¿Qué conclusión puede extraer de todo ello? Parece evidente, la autoprofecía cumplida (ésto es así y yo hago todo lo posible e imposible para que sea así) como forma de acción de ciertos docentes conduce al fracaso más absoluto de niños, inocentes, que han tenido la mala suerte de toparse con las personas inadecuadas durante su escolarización. Si a eso le añadimos las pocas ganas de "indagar" en las causas últimas de los "problemas" de esos niños y, lo más importante, en buscar soluciones a esos "problemas", si realmente son problemas, obtendremos un cuadro bastante complejo, y traumático para algunos niños. De hecho el Informe Warnock, que sirvió de base para abordar de manera diferente, educativa, las necesidades educativas de los alumnos, recoge los antecedentes escolares como una de las causas de las dificultades de los niños. Por cierto, este tratamiento de las necesidades de los niños en el sistema educativo se plasmó en una ley, por primera vez para todos los niños españoles (unos pocos años antes hubo experiencias pioneras) en una ley que al lector le sonará, la LOGSE, no habiendo variado este concepto educativo en ninguna de las leyes educativas aprobadas, y derogadas, con posterioridad.


Por cierto, alguien puede pensar que soy un visionario, redentor de causas perdidas y demás monsergas que quedan muy bien para una película de docentes abnegados y demás, que tan cachondas pone a algunas compañeras que he tenido del gremio (digo compañeras porque los casos que he conocido, pocos, han sido de mujeres), que se veían reflejadas en personajes de moral inmaculada e intachable currículum. No, no está el lector ante un santo. Soy exigente con los críos, les exprimo hasta que consigo lo que quiero, pero también sé que muchos de los críos se sienten a gusto conmigo, me lo demuestran en muchas ocasiones, pues ven que alguien, aunque exigente y algo enfadica, cree en ellos.
Resulta triste pensar que alguien que se dedique a la educación pueda pensar que la persona que está enfrente no pueda aprender.
Resulta odioso que una persona que se dedica a la docencia, por desconocimiento, maldad o ideología, pueda poner en práctica todo un entramado de estrategias encaminadas a demostrar su sesgo cognitivo respecto a la persona que tiene a su cargo, un niño que siempre, por definición, se encontrará en un plano de inferioridad.
Todos los niños pueden aprender, todos. Lo único que importa es apreciarlos como niños y creer en ellos.
Me gustaría terminar con una anécdota personal que me ocurrió hace unos días en un supermercado, donde me encontré a una compañera a la que aprecio bastante. Hacía tiempo que no nos veíamos y, tras ponernos al día de nuestras cosas, achaques y demás, empezamos a hablar de lo nuestro, nuestro trabajo. Me contó que estaban trabajando, aprendiendo mediante cursos y colaboraciones de expertos, a abordar un problema muy serio que tenían en su centro con una gran cantidad de niños de etnia gitana, con un indice alto de ausencias injustificadas a la clase. El equipo docente estaba aprendiendo nuevas estrategias para que los críos pudieran aprovechar su paso, discontinuo, por el sistema educativo.
Lo cual demuestra que no hay casos imposibles, sólo gente con respuestas inadecuadas.
Un saludo.

miércoles, 23 de enero de 2013

NOTICIAS ABSURDAS, O NO

Una bañera ha sido rodeada por un grupo ecologista al grito de: "Derrochas agua, joder. Deja agua para el lavabo y el bidé"  Miembros del grupo ecologista El gato con botas de polipiel, han rodeado una bañera, para sorpresa de ésta, acusándola de acaparar un agua necesaria para que el cuarto de baño funcione como es debido. "Mientras ellas se llena hasta los topes, los grifos del bidé y del lavabo sólo expulsan un chorrillo de nada, que no sirve ni para asearse ni para "na" de "na". Una clara muestra de conducta irresponsable por parte de la bañera", declaró un miembro, uno de los tres, de la  citada asociación de corte ecologista. Por su parte, la bañera ha declarado: "Siento como si todo lo relacionado conmigo se fuese por un sumidero."


Descubierta la realidad sobre los O.V.N.I.S., se trata todo de un montaje del programa, presentado por Jorge Javier Vázquez, Sálvame. Tras miles de presuntas apariciones, continuas concentraciones con la finalidad de avistar platillos volantes y la emisión de una porrada de programas sobre el tema, un investigador del servicio secreto de un país cuyo nombre no podemos revelar, por el respeto debido a las fuentes, nos ha contado, en una entrevista habida en su país, Bután, que los O.V.N.I.S. no existen. "Todo se trata de un montaje, muy complejo, llevado a cabo por los guionistas del programa Sálvame, con la ayuda de Jorge Javier, para crear confusión y tener invitados de reserva en el plató, si los actuales colaboradores fallan, bien fruto de la tensión del trabajo, bien como consecuencia de una afonía crónica o bien como efecto de un curso intensivo de empatía y asertividad. Si esto llegara a ocurrir, se tienen localizados a varios tipos, y tipas, que se harán pasar por extraterrestres. Dichos personajes contarán, con pelos y señales, aspectos de la vida en su planeta como: la relación de los toreros extraterrestres con sus parejas, las infidelidades entre miembros de la pandi, los divorcios entre miembros de la nave espacial set (ellos no utilizan jet, utilizan naves espaciales)...".  


¡EXCLUSIVA! Carlos II, El Hechizado, no estaba hechizado. Simplemente, fruto de tanto matrimonio entre familiares, tenía una pila de enfermedades que le daban una apariencia de tonto el culo. 


Ciudadano honesto descrube que puede teletransportarse, imponiéndose así mismo una tasa cada vez que utiliza su poder, para ayudar al país. J.P.Y.S., que esas son las iniciales de su nombre, ha encontrado una explicación pausible a la extraña situación que vivía, la de aparecer en cualquier sitio en el momento menos pensado: es capaz de teletransportarse, como el que no quiere la cosa. J.P.Y.S., natural de Peladilla del Monte, tras descubrir su poder decidió que no era justo que sus facultades le impidieran contribuir al bienestar del país, pues ya no necesitaba echar gasolina al coche, que ha dejado de usar, no necesita coger el AVE... Fruto de esa reflexión ha tomado la decisión de cobrarse a si mismo una tasa, previo cumplimentación de un formulario que el Ministerio de Hacienda ha creado ex profeso para tal fin. Este hombre, digno de admiración, dice no sentir ningún tipo de rencor hacia el fisco por la inspección de Hacienda de la que es objeto, que tiene como finalidad determinar si paga en su totalidad, o no, las correspondientes tasas por teletransportarse.


Éxito absoluto de la nueva actividad propuesta para el taller de memoria en la residencia de ancianos "El verde picantón". En la citada residencia se ha puesto en marcha una experiencia, pionera en España, para trabajar la memoria de los ancianos. La actividad estrella consistía en describir, con pelos y señales, por parte de los ancianos más ancianos, aquel momento de la historia de este país en que un jubilado podía matar el tiempo contemplando la ejecución de obras de diverso tipo y condición, actividad que se está perdiendo,como otras muchas profesiones. Los ancianos menos ancianos no creen, bien en parte, bien en su totalidad, las narraciones de sus mayores, que hablan de zanjas abiertas una y otra vez, bloques de pisos por doquier, rotondas... Sin embargo, la experiencia puede calificarse de éxito absoluto, esperándose la aparición de un libro que narre la experiencia, la de las obras por doquier, no lo de los ancianos.


Descubren una bomba atómica olvidada en el interior de una central nuclear que está siendo desmantelada. Los técnicos han encontrado un arma nuclear en la central nuclear de Dateelbote en una república de esas que tenían centrales nucleares que se están desmontando. El hecho ocurrió cuando uno de los técnicos fue al cuarto de baño, pues tenía un apretón y, tras deshacerse de lo que le sobraba, comprobó que la cisterna no funcionaba. Como buen ingeniero, procedió a quitar la tapa superior de la cisterna, descubriendo, con pasmo, que lo que dificultaba el buen funcionamiento del sistema era un ingenio nuclear de carácter bélico. El hombre que realizó tal hallazgo acudió, visiblemente enfadado, a su superior para notificar lo sucedido. El ingeniero jefe ha abierto una investigación para determinar quién fue el tipo que en vez de depositar la bomba atómica, fuera de uso, en el contenedor de reciclaje que brilla por la noche, el destinado a las bombas atómicas en desuso que deben ser recicladas, introdujo el ingenio nuclear en la cisterna de uno de los servicios de la segunda planta.


Estudios realizados por varios historiadores sacan a la luz que el grito: "¡Qué vivan las cadenas!", se debe a una campaña publicitaria de un herrero. El trabajo de varios años realizado por un grupo de historiadores descubre que un herrero de Fregenal del Empinadillo fue el que creo el citado eslogan, asociado con Fernando VII. El artesano de la forja, que vio como su negocio había disminuido desde que los ilustrados habían impulsado la razón, entre otras cosas, con el consiguiente cachondeo y libertinaje, lo que conllevó la  desparición de la moda del cinturón de castidad, con el subsiguiente quebranto en las ventas de los herreros, decidió crear una campaña de publicidad que favoreciera sus intereses. Fruto de ello nació el lema citado, que tanto éxito tuvo, con la intención de crear un nuevo mercado que sustituyera al perdido de los cinturones de castidad. A pesar del éxito del lema no se apreció un aumento significativo en la venta de cadenas. "Ésto es como los documentales de la 2, todo el mundo los ve, pero nadie se acuerda de ellos; un misterio. Pues aquí todo el mundo viva las caenas, pero ni Dios se compra unas", reza un documento encontrado por un historiador. Documento que se atribuye al herrero creador del lema.


¡EXCLUSIVA! Un conocido cantante, o lo que sea, asturiano acaba de aprobar el examen que le acredita como piloto de avión. Para celebrarlo, antes de pilotar por primera vez en solitario, se ha ido al bar de la esquina y se ha tomado unas cuantas copas de pacharán. Seguiremos informando.

lunes, 21 de enero de 2013

REFLEXIONES

Jamás pude entender como una persona era de un partido u otro de manera inquebrantable, especialmente cuando, como en el caso de España, las bases no tienen ni voz ni voto y las decisiones importantes las toman un número mínimo de personas, sin consultar a los afiliados. De la misma manera, me resulta sorprendente que esos hoolingans de la política acaten decisiones dictadas por los pocos que acaparan el poder sin rechistar, sobre todo cuando dichas decisiones contradicen las que hasta cuatro horas eran cuestiones casi de fe dentro del partido. Uno, que ya roza la vejez, considera que para aliarse incondicionalmente a algo existen los equipos de fútbol, baloncesto, balonmano... En política se está para intentar acceder al poder con la finalidad de llevar a cabo un proyecto que busca el bien común de los ciudadanos, no para agitar la bandera con el anagrama de turno y, si es posible, tapar la cara con ella al "contrario". Porque en política también se está para alcanzar consensos que sirvan para el bien común, no para el de unos pocos.


Hace un par de días hablaba con una compañera el tema de los uniformes en los centros educativos. Resulta trágico que la excusa para uniformar, y uniformizar,  a los niños, junto con la de no tener que pensar que poner a los niños (hercúleo trabajo intelectual, que estuvo a punto de impedir a Cervantes escribir El Quijote), sea la de que no se noten las diferencias de clase. Uno considera que a quien defiende esta tesis le falta un hervor, o la cocción entera. Parece más importante ocultar las desigualdades, o pretendidamente hacerlo, que luchar para que estas se reduzcan, por ejemplo educando a los niños, desde pequeños, en la corrección de este tipo de injusticias. 


Sigo pensando que la corrupción que azota nuestro país tiene una doble cara, aunque sólo se nos presente una de ellas por parte de los medios, la de los políticos enfangados en la mierda. No hace falta hacer un análisis exhaustivo de todos y cada uno de los casos para darse cuenta de que detrás de todos los políticos corruptos existe uno, o varios, empresarios que pagan, bien motu proprio o bien por "sugerencia" de los políticos en cuestión. La gran cantidad de casos de corrupción existentes en nuestros país no sólo son un indicador de unos políticos, clase política, degenerados, por acción u omisión, también existen una gran cantidad de empresarios, los superhéroes del neoliberalismo, de moral abyecta, capaces de cualquier acto, importándoles únicamente ganar dinero. 


El tal Bárcenas, ex tesorero del Partido Popular, había depositado 22 millones de euros en una cuenta opaca en Suiza, a su nombre. Llama la atención que la cleptomanía de un fulano le lleve a apandar  una cantidad de dinero, más el invertido en inmuebles y otro tipo de propiedades, que permitiría vivir a miles de familias durante años. ¿Era necesario robar tanto para vivir bien? ¿El ansia de rapiña tendría fin o hubiera incremente ad infinitum sus cuentas, nada corrientes? ¿Qué sensación de impunidad debía circular por el ambiente para que personajes como el tal Bárcenas actuará de esta manera?


A través de la redes sociales me ha llegado un mensaje de una doctora que atendió en urgencias a una mujer inmigrante a la que detectó un tumor. Tras derivarla a los servicios adecuados le llegó la noticia de que no le podían realizar las pruebas, por no tener los papeles. Desconozco si la nota es real, y si la doctora existe, pero lo triste del asunto es que la noticia es totalmente creíble. Nuestro Desgobierno y sus mariachis autonómicos, atentan contra los derechos humanos de todos y cada uno de nosotros, privando a ciertas personas del derecho a la Sanidad. Uno no puede olvidar la política de ciertos líderes alemanes de los años treinta y cuarenta cuando ve como se aprueban leyes que conduzcan a esta situación tan atroz. Por cierto, no hace falta ser muy listo para saber que la prevención evita muchos problemas. Uno intuye que todos los recortes en Sanidad incidirán directamente en la prevención de ciertas enfermedades, lo que provocará un aumento, a medio plazo, de ciertas patologías.


Los político que han aprobado el impuesto revolucionario que supone el euro por receta (curioso lo de ERC al respecto) avalan la medida alegando que ha bajado el consumo de medicinas, los políticos catalanes son los que más apuestan por este argumentos, pues fueron los primeros en imponer tal salvajada. Dudoso. Parece que la estrategia de los habitantes que viven cerca de otras comunidades autónomas es acudir a las farmacias de las regiones vecinas para adquirir los medicamentos, sin apoquinar el citado impuesto revolucionario. Evidentemente este dato, el de aumento de ventas de ciertas farmacias de zonas vecinas, no aparece reflejado en los datos de,. por ejemplo, Cataluña. 


Parece que durante el año 2012 los ricos, los más ricos, de este país, España, ganaron mucho dinero durante uno de los peores años de la crisis, el año pasado. El aumento en las ganancias, ¡ojo! aumento en las ganancias, no el dinero que ganaron sobre él que poseían con antelación, fue de un 6%. Parece que ni las subidas de impuestos, ni la crisis suponen cortapisa alguna para que los más tienen acaparen aún más, produciéndose el extraño hecho, al menos según las tesis de la Economía patológica, de que las ganancias no repercuten en el bienestar común de los ciudadanos del país. ¿Hacen falta más datos para convencerse de que la estafa la pagamos la mayoría de los ciudadanos? ¿Hacen falta más datos para correr a hos...,. perdón, a gorrazos,  a los economistas patológicos que cierran el paso a personas sensatas y preocupadas por el bien común?


Nuestro país ha pasado de situarse en la vanguardia europea en lo referido a energías alternativas, a ocupar puestos de cola. Las medidas implementadas por el Desgobierno encabezado por Mariano Rajoy Brey, han priorizado las energías más sucias, recibiendo incluso ayudas fiscales, en detrimentos de las energías limpias. El argumentario del neoliberalismo para defender este tipo de medidas se basa en que producir energías limpias es más caro. Evidentemente los fascistas de la economía se refieren a más caro en el corto plazo, lo cual tampoco es verdad del todo. Pero, como todo en la vida, hay que medir también su impacto a medio y largo plazo y es evidente que el uso de combustibles fósiles para producir electricidad tendrá mucho más impacto, y, por tanto, nos costará más, en el medio que la producción de la citada energía a base de energías limpias. De nuevo el corto plazo y la presentación torticera de datos que caracteriza a los economistas patológicos. Por cierto, si tanto les preocupa la competitividad de nuestras empresas podían meter mano realmente al mercado de la electricidad y acabar con las componendas que encarecen, de manera artificial, el precio final de la electricidad. Los ciudadanos y muchos empresarios lo agradeceríamos.


Hace unos meses escuchaba en un programa de radio a Mikel Erentxun alardear de que el sonido de las guitarras de su último disco se parecía, según el productor, al del David Bowie de los setenta. Se imagina el amable lector que Luis Tosar dijera en una entrevista que un director de cine le había comentado que su actuación en Los lunes al Sol era similar a la de Robert de Niro en Taxi Driver. Lo más probable es que lo consideráramos una incoherencia. Pues algunas personas consideran que extraer de un instrumento el mismo sonido que alguien ya había conseguido hace cuarenta años es para estar orgulloso. 

domingo, 20 de enero de 2013

BREVE MANUAL PARA SOBREVIVIR EN LA POLÍTICA PATRIA

Esta entrada intentará guiar al amable lector por el intrincado mundo de la política nacional. Desde la más absoluta modestia, intentaremos que el amable lector tenga un referente para comprender y, si es menester, participar en el digno arte de la politica patria. Para ello, y siempre con ánimo divulgativo, nos permitimos ofrecer una serie de consejos y referentes que ayudarán a comprender o, si se da el caso, participar de manera activa, en el mundo de la política, tan injustamente denostado en nuestro días por botarates y envidiosos incapaces, exentos de la visión altruista que caracteriza a toda la tropa que en nuestra nación se dedica a la cosa pública.
No parece buena idea extenderse en la presentación de esta entrada, por lo que abordaremos el asunto que nos traemos entre mano sin más demora.
Imagine el amigo lector que desea conocer o participar de la vida política de cierta parte de España a la que, por ejemplo, unos nacionalistas cualesquiera denominan Paisos Catalans, que vete tú a saber que es eso (aunque algunos dicen que se trata de Cataluña, las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana), pero que promete como sitio donde la política se ejerce con vigor y eficacia. Sepa el amable lector que en dicho lugar entraña cierto peligro pertenecer a la política en su nivel autonómico, pues, de una u otra manera, todos los dirigentes relacionados con el poder acaban en los tribunales, o cerca de ellos, debido a que la gestión desprendida y desinteresada de los servidores públicos no cae bien a ciertos jueces y medios de comunicación. Es más, si el presidente de un partido de derechas va a apoyar, sin fisuras, al presidente de la autonomía de una de las regiones de los citados Paisos, huya. En breve las rencillas e intrigas de Madrid conseguirán que estos prohombres autonómicos acaben encausados con cualquier excusa. No parece buen lugar un parlamento autónomo de estos lugares de ensueño para la vida de un político actual o de uno en ciernes. Diría más, si tiene la idea el lector de fundar un partido pequeño, de carácter regional, absténgase de que el nombre de la citada formación política comience con la palabra Unió. Las experiencias, en Cataluña y en Mallorca, han sido nefastas para los honrados hombres y mujeres que han sostenido con su esfuerzo y desinterés estas agrupaciones políticas. La envidia, la incomprensión, la necedad han llegado, incluso, a dar con los huesos en la cárcel de una de las políticas ejemplares, M. A. Munar. Dios perdone a todas estas malvadas personas.



Sea usted político de los Paisos Catalans, hijo de político influyente, o político de los de amiga folclórica, no parece oportuno el uso de bolsas para transportar dinero, especialmente cuando la churri con la que has salido durante cierto tiempo lo sabe todo y acaba siendo cambiada por otra, más vistosa o con más bigote. Eso igual da. Se han observado casos de antiguas parejas despechadas que han achacado a estos próceres de la política el uso de bolsas para acarrear dinero a paraísos fiscales. Por lo prevenimos a nuestros políticos, presentes y futuros, sobre el uso indebido de parejas resentidas y de bolsas, seguramente llenas de papeles del trabajo, que pueden generar confusión y malos entendidos.
Uno de los dichos más populares en política suscribe que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Nada más incierto en nuestra vieja piel de toro. Nadie podrá achacar al hecho de que un partido permanezca treinta años en el poder autonómico la corrupción en su feudo. El dinero, que está ahí para gastarlo, fluye en beneficio de todos, especialmente de aquellos que quieren jubilarse pronto. ¿Qué algunos se lo gastan en prostitutas y farlopa? En todos las familias hay putañeros y viciosos. Es más, recoger a este tipo de  personas en el seno de una organización política debería considerarse una labor social. Pero claro, ¡qué fácil es desacreditar!
También resulta peliagudo el aspecto de las viviendas, habituales y las de vacaciones. Si usted pretende ser, por ejemplo, presidente autonómico y vive en un cigarral que no figura a su nombre o su vivienda habitual de vacaciones tiene un precio de alquiler ridículo comenzarán las sospechas. Lo lógico es elogiar la capacidad de estos prohombres, y promujeres, que con su exiguo sueldo consiguen estas gangas. Pues no. Todo el mundo a degüello contra estos hábiles gestores de lo suyo y de lo común.


Lo sé, el amable lector se encontrará desolado por la maledicencia del personal. Estos honrados político vituperados, sin razón  alguna, por la plebe, deseosa de sangre y de escarnio. Pero, por desgracia, no sólo en el ámbito autonómico encontramos ejemplos de como el poblacho desprecia a los esforzados trabajadores de la política. Veamos por ejemplo lo que ocurre en las diputaciones provinciales, esas entidades donde el trabajo y dedicación de los políticos sólo se ve recompensada por la satisfacción que sienten al realizar su trabajo, al realizar el bien común. De qué otra manera se puede explicar que  José Luis Baltar, ex presidente de la Diputación de Orense, ese "cacique bueno", según sus propias palabras, tenga problemas con la Justicia por el mero hecho de conseguir trabajo para gente necesitada del mismo, cosa que él sabía porque conocía personalmente a la mayoría de las personas empleadas. Ni ser un samaritano parece estar bien visto por la sociedad en estos momentos.
Lo que tiene que estar pasando en estos momentos otro insigne, y afortunado, político como Carlos Fabra, inventor, además de político, de cuestiones como los aeropuertos para pasear, mérito que jamás se le reconocerá. Este santo varón, elegido por el Señor (de qué otra forma se puede explicar sino que haya sido agraciado varias veces con el premio gordo de la lotería), sufre las iras y frustraciones de una parte considerable del populacho por ser un adelantado a su época, inventando el aeropuerto para pasear. Incomprensión, miseria moral... es todo lo que pueden ofrecer los críticos con este venerable anciano de aspectos y formas envidiables. Por lo que recomendamos al lector que, si decide encauzar su vida a la política se abstenga de crear aeropuertos (qué se jodan y vayan en coche o a pie a los sitios) y aléjese de las administraciones de lotería, que sólo pueden generarle problemas.
Concluiremos con otro ejemplo de incomprensión pública hacia el político, que podrá dar alguna pista de actuación al, casi seguro, escandalizado lector. El chófer del presidente de la Diputación de Málaga, que se embolsa la justa, y posiblemente insuficiente, cantidad de 54.000 euros brutos al año. Las malas lenguas ya han cargado contra él y contra el presidente que el nombró. Pero ninguno ha querido escuchar que además de chófer es asesor aúlico del citado presidente, asesorándole sobre cualquier asunto sin necesidad de realizar llamadas ni Dios que la fundó. Chófer y asesor. 54.000 euros, un chollo.


El asunto de los conductores de cargos públicos es recurrente para todos aquellos que deciden cargar contra la política y sus protagonistas. Uno recuerda como desacreditaron al Presidente de la Asamblea de Extremadura por elegir a un primo como conductor personal. El buen hombre aclaró que tal decisión la había tomado por la necesidad que tenía de hablar por teléfono con su familia y que en el sitio donde lo podía hacer con mayor libertad era en su coche oficial, por lo que, si contrataba a un familiar, las conversaciones que pudiera escuchar quedarían en casa. Un argumento impecable. Pues no. Los tipos que se dedican a tocar las narices empezaron a hablar de nepotismo, desvergüenza y la retahíla de siempre. ¡Gentuza! ¡Cuánto daño hacen a los servidores públicos, y a la familia, esta gentuza!
Lo de tener chófer y recoger a gente, por caridad, en los trayectos puede resultar algo más que problemático. Imagínese el atento lector que usted decide ser ministro de cualquier cosa y en el trayecto descubre a un pobre empresario en una gasolinera. El empresario se encuentra despistado respecto a ciertos asuntos y le pide, a usted, ya ministro, que le asesore al respecto. Cualquier ser caritativo no dudaría en echarle una mano al perdido emprendedor. Pues, de nuevo, la chusma le acusaría de golfo, de favorecer a un pobre empresario, de la muerte de Manolete. Se agotan los calificativos para describir a estos ciudadanos de moral espuria, que buscan en la descalificación y deformación de la realidad su modus vivendi. Entenderá ahora el amable lector la necesidad de que el país tenga aeropuertos por doquier, evitando de esta manera que los coches oficiales tengan que repostar en cualquier lugar donde pueda haber un empresario necesitado de pautas para desenvolverse en el intricado mundo actual.
Pero, lo más probable, es que al lector lo que más le interese sea la política municipal, la más cercana. En este campo tan específico también existen problemas de comprensión, que enfangan la vida municipal. Los ejemplos son innumerables: alcaldes que favoreciendo el empleo, facilitando que ciertas empresas consigan las concesiones en litigio, son acusados de corrupción. Concejales que deben dimitir por favorecer que la población para la que trabajan crezca, gracias a la construcción a troche y moche de viviendas, que conseguirán que vivan más vecinos en su localidad y que, por tanto, los habitantes de toda la vida puedan relacionarse con más gente... Ejemplos de como la labor política es denigrada sin motivo alguno que no sea las ganas de manipular la realidad. Se ha dado el caso (se lo puedo jurar, amable lector) de ediles que han tenido que dimitir por la aparición de noticias interesadas, que desfiguraban el rostro de la realidad con la única intención de hacer caer a algún honesto y cabal representante de la ciudadanía. Afortunadamente estos casos son los menos y los políticos, tome nota todo aquel que esté interesado en hacer carrera en la política, aguantan todas estas embestidas, aferrados al sillón, cual Ulises al mástil de su embarcación.
Pero la inquina del malévolo personal no se ciñe sólo al momento en que los honestos profesionales de la cosa pública ejercen como representantes electos. Uno recuerda como honestos ex políticos han sido acusados de alcanzar ciertos empleos en la empresa privada gracias a haber sido políticos, ejerciendo sus labores de tal en sectores relacionados con los de las empresas que les han contratado. Incluso se han producido casos de familiares de cargos electos, que han sido criticados por ocupar determinados cargos.  ¡La repanocha! Efectivamente, amigo lector, la maldad de ciertos ciudadanos no tiene fin, no dejando vivir tranquilos a estas abnegadas personas ni cuando han abandonada su trabajo de cara al público. Por no hablar de la felonía que supone atacar a la familia, no valorando los méritos de mujeres, hijos, primos, sobrinos, hermanos... Parece que los vocingleros no ven en los familiares gente capaz, de amplia experiencia, capaces de abordar cualquier empresa que se propongan.
Concluyo este breve manual, no deseo agotar al sufrido lector, que espero haya servido para que usted, que está leyendo estas líneas haya tomado conciencia de lo que supone trabajar en la política patria. Personalmente le recomendaría que huyera de tal actividad, los sufrimientos no compensan. Pero sí aún así desea emprender tal actividad, sepa que contará con toda mi comprensión, que será, al menos, tan grande como la que ha tenido Mariano Rajoy Brey con el ex tesorero de su partido, el Partido Popular.
Un saludo.

viernes, 18 de enero de 2013

DESDE LA VERDAD

Aunque nunca lo reconocería de manera pública, jamás saldrían esas palabras de su boca, sentía debilidad por su primogénito. En él, Luis Alberto, había depositado todas sus esperanzas de transmitir su legado a la posteridad. Gracias a un extraño mecanismo mental consideraba que aquel hijo, el primero de los cinco, tres varones y dos mujeres, fruto de su ya largo matrimonio, debía ser el portador de sus genes y el gestor idóneo de sus negocios. Siete años de estudios universitarios y post-universitarios le capacitaban para ello. 
Su mujer se había percatado del asunto hacía bastante tiempo, pero, salvo algún comentario ocasional, jamás consideró oportuno profundizar en el mismo con su marido. Parecía restar importancia al asunto. Aunque también podía ocurrir que ella intentaba, con toda su alma, que ninguno de sus vástagos sintiera, ni por un momento, que entre ninguno  de ellos cinco  hubiese diferencia alguna respecto al amor que sus padres sentían por ellos.
El resto de hijos, conocedores, o sufridores, del trato preferente que recibía su hermano, parecían asumir los designios de su padre como algo consustancial a la rígida y clásica concepción familiar que su progenitor blasonaba de forma continua.
Ahora, postrado en la cama de un hospital, en lo que sabía serían sus últimas horas de vida, anhelaba su presencia. Sin embargo, su memoria, unido al estado de semiconsciencia que vivía, permitía que Luis Alberto estuviese presente de manera continua. No parecían haber transcurrido décadas desde el momento en que, recién nacido, le cogió entre sus brazos y sintió algo que, perfectamente, pudiera ser la absoluta felicidad y que no volvió a vivir, al menos con esa intensidad, nunca más.
Otros detalles de su existencia también aparecían, ordenados siguiendo un criterio cronológico: la Primera Comunión, aquella asignatura que suspendió en 3º de B.U.P., que tanto disgustó a su brillante hijo, la primera novia, las conversaciones entre ambos, en las que le intentaba convencer de que sus estudios universitarios se encaminasen al mundo de la empresa o la economía, la graduación en Ciencias Empresariales... Todo buenos recuerdos, que conseguían que aflorara un quedo gesto de orgullo en el moribundo que se encontraba en aquella habitación donde faltaba el protagonista de todas aquellas vivencias conjuntas.
Las imágenes siguieron avanzando, de manera imparable, refrescando imágenes y frases que hubiese preferido siguieran encerradas en algún lugar inaccesible para él. Aún sentía cierto..., ¿dolor moral?, cuando recordaba aquella tarde estival en que Luis Alberto le comunicó su firme decisión de abandonar la empresa familiar para poner sus conocimientos a disposición de una O.N.G. La forma que su hijo tuvo de presentarle la nueva fue todo un acierto, ahora lo comprendía; aunque tal vez lo había comprendido desde el primer momento, pero nunca había querido hacer explícita tal evidencia. Su apelación a que todo lo hacía por ayudar a los demás, como le enseñaba la Iglesia y su mesías, Jesús, ayudó a su padre a digerir el mal trago. En el fondo, él le había inculcado la necesidad, obligación sería más exacto, de seguir los preceptos de la Biblia. El camino emprendido no era el esperado, pero en la elección de la  nueva senda empredida él, su padre, había tenido algo que ver. O eso quería creer. Luis Alberto siempre había sabido plantearle las cuestiones que podían generar fricciones entre ambos de tal manera que su padre siempre acababa creyendo que él había tenido algo que ver en esas decisiones que, en un principio, no le parecían oportunas.
Distinto, muy distinto, fue lo que ocurrió aquella otra tarde estival de cielos limpios, hechos de añil y aire denso de calor casi infinito. Cuando su pequeño le comunicó de aquella manera tan firme que era homosexual y que mantenía, desde hacía meses, una relación estable con otro hombre, la confusión, que de manera progresiva cedió su paso a la ira y la vergüenza, lo ocupó todo, dentro y fuera de él. Aún recuerda lo que le respondió aquella vez, la última que le había visto: "Has dejado de ser mi hijo. No quiero verte, ni saber nada de ti,  nunca más. ¡Degenerado!"
Desde ese momento, en que su hijo, silencioso como un ataúd, se dio la vuelta, hasta este momento, donde tumbado sobre la rígida cama del hospital recordaba ese momento, había transcurrido más de dos décadas, tiempo en el que no había vuelto a saber nada sobre su hijo. Tiempo en el que el silencio y la distancia se habían convertido en una astilla en el alma. Pero ésto, como otras tantas cosas, jamás se lo contó a nadie. Ni tan siquiera a Elena, su mujer. Ni tan siquiera se lo confeso cuando ella intentaba sacar a colación el nombre de Luis Alberto, pretendiendo siempre una acercamiento entre padre e hijo. Durante estos largos años corrió, al menos de cara al público, un tupido telón  sobre el asunto. Ahora, en aquel estado terminal, lo que deseaba por encima de todas las cosas, incluso por encima de vivir, era ver, por última vez, a su primogénito. Incluso se había permitido el lujo de descorrer el telón y transmitirle este deseo a Elena. Tal vez por ello, cuando entró en la habitación Luis Alberto con aquella desconocida no se sorprendió en exceso, aunque no puedo evitar sentir como aquel sentimiento que le anegó hace más de veinte años revertía y la felicidad, por estar junto a su hijo, volvía a adueñarse de él.
Un abrazo y dos besos consiguieron minar una distancia, a priori, insalvable. No fueron necesarias demasiadas palabras para volver a restablecer el sólido nexo que existía antaño entre padre e hijo.
Ante la mirada del padre hacia la mujer, su ahora recuperado hijo realizó las presentaciones formales:
- Maite, mi pareja- explicó Luis Alberto.
- Pero... pero, ¿tú no eras homosexual?- replicó confuso su padre.
- Es algo más complicado. En realidad me gustan personas de los dos sexos y, tras romper con Javier, mi pareja, conocí a Maite y...- aclaró su hijo.
- ¡Ah!- fue todo lo que alcanzó a decir aquel hombre al que se le escapaba la vida por segundos. No pareciendo que tuviera mayor interés en profundiza en el asunto.
- Te puedo asegurar, papá, que no te miento y que Maite fue la persona que llenó mi vida sentimiental tras la ruptura con Javier. No intento que mueras feliz fruto de una mentira- aseguró mientras miraba a su padre.
- Me alegro de que, finalmente, hayas seguido el camino correcto- apostilló el anciano.
Ninguno de los dos volvió a tocar el asunto y, tras abandonar la habitación la mujer, el cuarto de hora largo que estuvieron a solas los dos hombres transcurrió entre conversaciones insustanciales, sonrisas y miradas de ternura.
La voz de la enfermera, recordando a los visitantes que debían abandonar las habitaciones, retumbó dentro de ellos como el disparo que presagia la desgracia. Ambos intuían que, muy probablemente, no volverían a verse, al menos en este mundo, y que esos instantes serían los últimos.
Un abrazo, conteniendo décadas de distancia y presagiando el vacío de la eternidad, junto con una sonrisa de complicidad bastaron para sellar la despedida.
Unas horas más tardes el teléfono móvil de Luis Alberto sonó. Cuando leyó en la pantalla del aparato el nombre de su hermano no tenía dudas de que su próximo destino sería el velatorio de un tanatorio, donde yacería, de manera provisional, el cuerpo sin vida de su padre.
Tras colgar el teléfono se abrazó a Maite, que le devolvió el gesto de afecto, derramando unas lágrimas en su hombro.
- Lo único que me reconforta es no haberle mentido- dijo con voz entrecortada. Creo que tu presencia en mi vida le habrá hecho feliz.
- Estoy convencida de que sus últimas horas habrán sido más felices, pero no sólo por eso, también por haberte podido tener a su lado- replicó ella.
- ¡Gracias! Jamás sabré como pagarte lo que estás haciendo en estos momentos. Siento que nuestra relación se rompiera tras cuatro magníficos años de convivencia, pero mi amor por Javier nunca murió y no quería mentirme y mentirte- aclaró él.
- Te conozco muy bien y sé que eso es verdad, lo que te agradezco de todo corazón. Como seguramente tu padre también te agradecerá que, sin  mentirle, no le contases toda la verdad- remató Maite.

miércoles, 16 de enero de 2013

COMPETENCIA (II)


"Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada."
José A. Goytisolo


En la primera parte de esta entrada nos hemos dedicado a desmontar la falsedad que alega algo, más o menos, como lo que sigue: "el hombre es competitivo porque en la Naturaleza prima la competencia". Una vez demostrado que, de nuevo, los defensores de la Economía patológica yerran, vamos a intentar mostrar que incluso en su "reino", el campo económico, la cooperación existe. Además, vamos a intentar demostrar que la competencia no siempre ha dado los frutos deseados, retrasando los grandes logros en algún caso.
El ejemplo paradigmático de cooperación empresarial es la Unidad Temporal de Empresas (UTE), tan típico en nuestro país a la hora de conseguir un contrato, especialmente en lo relacionado con la obra pública, licitada por cualquier administración. Sin embargo existen otros ejemplos de cooperación empresarial, más estable y bastante más potente desde un punto de vista económico.
El mundo de la automoción, donde las industrias son multinacionales, es un ejemplo claro de cooperación entre empresas, con la finalidad de abaratar costes y aprovechar lo bueno que cada uno puede ofrecer. La alianza entre empresas japonesas y algunos de los gigantes estadounidenses de la automoción para introducirse en mercados y aprovecharse de la tecnología es algo más que una posibilidad, un hecho.


La fabricación de motores por parte de ciertas compañías francesas que construyen vehículos, que montan compañías japonesas o alemanas de automoción lo podemos constatar en cualquier momento.Las alianzas entre grandes empresas fabricantes de hardware y otras que crean software son noticia, casi  constante, en nuestros medios. Hace unos meses todos fuimos testigos de una campaña publicitaria patrocinada por varias marcas de renombre, defendiendo la bondad de esos productos frente a las marcas blancas. Por cierto, dejo un enlace donde se puede demostrar que muchas de esas marcas, que tanto reniegan de las marcas blancas, son las que fabrican los productos de dicha gama.

http://www.periodistadigital.com/economia/empresas/2013/01/14/consumo-supermercado-corte-ingles-mercadona-eroski-quienes-fabricantes-productos-marca-blanca-crisis.shtml

Todo los expuesto con anterioridad no dejan lugar a duda: las empresas se unen buscando su bien, su beneficio, aunque alguno de sus aliados ocasionales, o no, sean parte de la competencia.
Diferentes formas de cooperación que demuestran que no siempre cooperar es un error, al contrario.
Los puristas de la Economía Patológica pueden alegar que dicha cooperación fomenta la competitividad. Tal vez. O, simplemente, fomenta que no desaparezcan las empresas, fomenta la supervivencia. Son dos formas de verlo. Incluso un análisis más detallado puede llevarnos a la conclusión de que estas alianzas, especialmente en el caso de las alianzas entre empresas que compiten por vender productos similares, impiden la competencia (recordemos que la competencia en economía no es, ni más ni menos, que intentar vender un producto o un servicio que otro u otros también intentan proporcionar), pues no parece muy oportuno que la empresa automovilística que me suministra los motores, para que yo pueda fabricar mis vehículos, quiebre, especilamente si todo sucede en un lapsus de tiempo muy corto. Por mucho que yo  me pueda quedar con una parte del mercado de la quebrada empresa.
Ahora vamos a poner un ejemplo que demuestra que la competencia no siempre favorece el desarrollo de las ideas. 
De todos es sabido que la extinta U.R.S.S. colocó el primer satélite artificial en órbita, adelantándose a su rival, E.E.U.U.  El problema de Estados Unidos no era tanto carecer de la tecnología, como la dispersión de esfuerzos, la competencia entre distintos departamentos, que buscaban ser los primeros en conseguir que un cohete fuera capaz de poner en órbita un ingenio artificial. Antes de que el criminal de guerra nazi (como tal se debería considerar a alguien que utilizaba, a sabiendas, mano de obra esclava para fabricar sus cohetes), jamás juzgado ni condenado por el interés que suscitaban en EE.UU. sus conocimientos sobre cohetes, Wernher Von Braun, y su equipo, lograsen que su cohete despegase y pusiese en órbita el primer satélite artificial norteamericano, existieron otros intentos, por ejemplo del Ejército del Aire, fallidos. Parece que en este caso la competencia no contribuyó a sacar lo mejor de cada uno. Como mucho a ralentizar la labor de los más capaces. 
Vamos a dejar a un lado que la verdadera competencia se debería establecer entre iguales, cosa que no ocurre, ni por error, en nuestro actual sistema, donde el abuso de autoridad o de posición, lo sufrimos día a día en nuestras carnes (distorsión de precios de combustibles, telefonía, precio de alimentos...). Lo que demuestra que, en muchos casos, el mercado se reduce a estafar al más débil. Pero, como he dicho, obviaremos este asunto para centrarme en otro aspecto de la competencia, tal como nos la venden, que me parece crucial: el modelo de sociedad individualista, necesario para que su modelo triunfe.


El hecho de que los teóricos del neoliberalismo consideren la competencia como el eje sobre el que se sustentan todas las relaciones sociales, al menos las que ellos consideran más importantes, conlleva una lucha, despiadada en muchos casos, con los iguales. En otras palabras: la competencia consiste en pisar y machacar a todos aquellos que consideras tus competidores. Teniendo en cuenta que para los economistas patológicos lo más importante de la vida es triunfar, poseer, acumular, lo que propugnan es un modelo asocial, basado en el individualismo, en el triunfo personal. Que nadie se engañe, el individualismo conlleva fenómenos muy peligrosos, pero el más peligroso de todos es la deshumanización del ser humano, que ha llegado a ser lo que es, para bien o para mal, por el hecho de ser un animal social, que intercambiaba algo más que conocimientos tecnológicos.
El individualismo, la ausencia de una organización social poderosa conlleva que toda las reglas morales de convivencia se reduzcan al dicho castellano "el que más chifle capador", con la consiguiente pérdida de derechos y oportunidades por parte de la mayoría de los ciudadanos que de ninguna forma pueden parar la fabulosa maquinaria económica, política, coercitiva y mediática de los poderosos. No nos engañemos, jamás podremos competir en igualdad de condiciones con los poderosos de manera individual y eso, justamente eso, es lo que pretenden los que manejan el cotarro: nuestra inacción para, de esta manera, imponernos a todos aquello que más se ajuste a sus intereses, que no a sus ideales, que no tienen otro que no sea llenarse los bolsillos, aún más, a costa nuestra.


Me gustaría acabar haciendo referencia a algo importante, muy importante, para situar en su justa medida el concepto competencia. Competir significa quedar por encima de otro, conseguir lo que alguien también desea. En definitiva derrotar a otro. Me gustaría hacer una pregunta al amable lector ¿Cuándo Fleming descubrió la penicilina, cree el amable lector que su mayor satisfacción fue derrotar a otro científico? ¿Puede alguien creer que cuando Einstein formuló su teoría de la relatividad su mayor objetivo era derrotar a otro compañero de profesión? ¿Puede alguien suponer que el cooperante que ayuda a miles de refugiados lo hace por ser mejor que otro cooperante? La respuesta es clara, NO. Existe una motivación interna, que impulsa a los seres humanos a mejorar, a conseguir logros, grandes o pequeños, que no necesitan de derrotas, competiciones ni sandeces por el estilo. Por mucho que los economistas patológicos y sus fantoches seguidores apuesten por la competitividad como el único y gran generador de los mejores descubrimientos de la humanidad la realidad, tozuda ella, demuestra que estos postulados son tan falsos como la preocupación que dicen tener los neoliberales por el bienestar del conjunto de los seres humanos.
En vista de todo ello seguiré llevando mis tortillas a las barbacoas y no dudaré en disfrutar de las empanadas, patatas, pastelitos caseros... que mis amigos llevarán a estos actos gastronómico-sociales que, de vez en cuando nos permitimos. La cooperación es mucho más divertida y, en casos como el que expongo, mucho más sabrosa.
Un saludo.

martes, 15 de enero de 2013

COMPETENCIA (I)

Uno, que cocina relativamente bien, suele llevar, a petición del personal, tortilla de patata cuando quedamos para hacer barbacoas. Al igual que nosotros aportamos las tortillas, otros contribuyen con otros platos; patatas aliñadas con alguna rica salsa, empanada, galletas... En general, se trata de pasar un día tranquilo, si los críos así lo deciden, hablando, comiendo, bebiendo.. En definitiva, hacer lo que los seres humanos hacen cuando quieren comportarse como tales.
El amable lector podrá pensar que se me ha ido la "pinza" y que, de un momento a otro, empezaré a hablar sobre la importancia de las barbacoas y la importancia de respetar los períodos en los que no se puede hacer fuego en el campo. Pues...no, aunque con ganas me quedo. La introducción de la entrada tiene bastante más que ver con desmontar una falacia, que con dar envidia a todos aquellos lectores que sigan una dieta estricta. Vamos al tema y evitemos perder más tiempo.
Uno de los axiomas de este estúpido y genocida pensamiento neoliberal, que nos quieren imponer como una posibilidad de afrontar la vida, reza que la competitividad es el motor fundamental de la vida económica, y social. ¡¡MENTIRA!! 


Para empezar, donde están las pruebas científicas, los estudios de psicólogos, antropólogos, sociólogos, los experimentos replicables y que siempre produzcan los mismos resultados. Ya se lo digo yo al amable lector, en ningún sitio. Las suposiciones de ciertos economistas patológicos, que se han dado como buenas, defienden tal teoría, pero ¿dónde se encuentran las pruebas empíricas de tal afirmación? Repito, en ningún sitio. El problema es que una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en verdad, al menos para aquellos que no rebuscan bajo el barniz que deslumbra a primera vista. 
Parece evidente que no se puede intentar desmontar algo, por muy etéreo e irreal que sea su consistencia, sin aportar pruebas. A ello vamos.
Como postula Christina Felber, en su libro "La economía del bien común", en casi el 90% de las situaciones estudiadas, siguiendo el método científico, la cooperación dio mejores frutos, produjo mejores resultados finales para todos los implicados en el proceso, que la competitividad. Curioso dato. Sobre todo el de que produjo mejores resultados para todos. Parece que no es necesario que existan perdedores; aspecto inherente a la competitividad. 
Veamos algunos ejemplos de que la competitividad no produce los mejores resultados.
Comenzaré con un ejemplo sorprendente, que este vídeo, de apenas dos minutos, ilustra mejor de lo que yo haré nunca.



No hay duda de que estos 126 segundos desmontan una de los estúpidos postulados que blanden, cual arma arrojadiza, los teóricos de la economía patológica: en la Naturaleza sólo hay cabida para la competencia. Creencia que, además de mostrar la imbecilidad de los que la defienden, provoca hilaridad escucharla en unos tipos que reconocen que a pesar de sus trajes, de sus palabras sinsentido y de sus raras, y generalmente ineficaces, fórmulas matemáticas, no han sido capaces de evolucionar más allá de lo que la Naturaleza les ofrece, o ellos dicen que les ofrece: devorarse los unos a los otros. 
A pesar de que en la Naturaleza existe la competencia, no sirve de nada negarlo, la interdependencia y la cooperación (seguro que el lector recuerda conceptos como el de simbiosis) son tan importantes o más que la competencia. Pero, además, la gran diferencia entre la competencia en los ecosistemas y en la sociedad humana es que en el primer caso la competencia asegura la supervivencia o la perpetuación de los genes (el gran motor que da sentido a la vida). Sin embargo, mal que le pese a los economistas patológicos, la competencia entre seres humanos, que viven en sociedad y que producen muchos más de lo que pueden consumir, pudiendo asegurar así su subsistencia, no se debe a que la imposición de unas personas sobre otras aseguren la pervivencia de éstas, ni mucho menos. La competencia, tal como la entienden los economistas patológicos, sólo sirve para que unos acaparen mucho más de lo que jamás podrán consumir, privando a otros de ello, en muchos casos llevándolos a la muerte. 
Parece que los parecidos razonables con la Naturaleza se fuerzan de manera interesada o, simplemente, ciertos imbéciles se creen sus propias necedades, fruto de la más absoluta ignorancia.
Uno cree que existe una mezcla de ambas cosas: ignorancia y una actuación interesada. La ignorancia no supone una nueva entre esta tropa bien vestida. La actuación interesada tampoco, pues, como el lector ya habrá captado, el mensaje de estos tipos: en la Naturaleza sólo existe una forma de actuar posible, coincide, punto por punto, con otro argumento: respecto a la Economía sólo se puede hacer lo que se está haciendo, no cabe otra posibilidad. De nuevo MENTIRA.


El amable lector, bastante más inteligente que toda esta carroña nauseabunda a la que hago referencia, exigirá algo más que un vídeo y un razonamiento lógico sobre el funcionamiento para descartar que el motor de la vida, especialmente de la económica es la competencia.  Parodiando al genial Pepe Isbert: Les debo una explicación, y se la voy a dar, pero eso será mañana, en la próxima entrada. No quiero aburrir al amable lector con una entrada demasiado extensa y, además, de esta manera no necesito pensar el tema sobre el que versará la próxima entrada. 
Un saludo.

domingo, 13 de enero de 2013

REFLEXIONES

Diecisiete comunidades autónomas y dos ciudades autónomas con sus respectivos presidentes a los que acompañan varios consejeros, elegidos por los propios presidentes. Lo contradictorio del asunto es que el presidente y, especialmente, los consejeros "necesiten" personas que les aconsejen o asesoren. El presidente elige a unos tipos que, en muchos casos, no tienen ni idea del tema del que son consejeros. Triste, muy triste. Lo lógico es elegir a un experto en agricultura, obra pública, educación, sanidad, etc. para regir los destinos de tal departamento y asesorar o aconsejar al presidente de turno. Sin embargo, en nuestro pervertido sistema democrático el presidente elige a un colega de partido, que puede no tener ni repajolera idea del asunto que debe gestionar. Pero, con resultar insultante tal forma de proceder, no acaba aquí la afrenta de los políticos al ciudadano. El fulano, o fulana, elegido para el cargo de marras se rodea, a su vez, de otra serie de colegas o familiares con la excusa de que necesita asesoramento continuo sobre el campo de la política que le ha tocado en suerte. Parece obvio que bastaría con nombrar a un consejero que supiera del tema y que se apoyara en los funcionarios para desarrollar su actividad, pudiendo buscar asesoría, de manera puntual, en expertos para temas que por su complejidad requieran unos conocimientos muy específicos.


De una punta a otra de España siguen floreciendo los asuntos de corrupción vinculados a los políticos. Me llaman la atención de manera especial dos casos: el del "cacique bueno" Baltar y la solución del caso Unión Democrática de Cataluña. Independientemente del momento procesal, o no procesal, en que se encuentren ambos hechos ambos tienen algo en común: la corrupción viene de largo y los implicados sólo están preocupados por no verse afectados por la acción de la Justicia. En ningún caso existe una autocrítica o propósito de enmienda de los afectados. Nadie ha declarado de manera pública, al menos yo no lo he escuchado, que su forma de actuar sea execrable y amoral.


Escucho por doquier que proliferan, cual seta en otoño tras la lluvia, iniciativas, financiadas con dinero público, de todos, para formar a emprendedores. Los paladines de esta ideología, absurda y genocida, ya tienen ningún empacho en desviar el dinero dedicado a Sanidad, Educación, Dependencia para financiar a sus héroes de pacotilla, los supuestos emprendedores. En realidad todo esconde algo más prosaico: financiar academias, organizaciones empresariales, empresas de formación... etc., e intentar vendernos que todo aquel que no tiene trabajo es porque no quiere, una falsedad tan inmensa como el océano. Uno, que de sesera atesora lo justo, no entiende como si estos tipos, los emprendedores, son tan chachis necesitan dinero de todos para su formación, para emprender sus aventuras, para... Tal vez sería mejor que estos miserables políticos, que nos intentan vender la moto del superhéroe emprendedor, arreglen el problema del crédito bancario, por ejemplo mediante un banco público, y, de esta forma, ayudar al pequeño empresario y al autónomo a conseguir el dinero necesario para que su negocio funcione.


Tras casi un año de reforma laboral el paro, el real, sigue aumentando a espuertas. Si bien las cifras del INEM arrojaron un resultado positivo en diciembre, dichas cifras no se corresponden con los auténticos medidores de empleo y desempleo en este país. Las auténticas cifras de paro aparecen en la Seguridad Social, que mide el número de cotizantes, que han descendido en casi ochenta mil en diciembre, y en la Encuesta de Población Activa, que aún no ha sido publicada. Si sirve de algo, la U.E. a través de Eurostat, "diagnosticó" que en nuestro país existían en noviembre 6,1 millones de parados. Si a este escalofriante dato añadimos que en octubre hubo, de media, unos 100 E.R.E.s diarios, y que el número de trabajadores despedidos ha aumentado desde la puesta en práctica de la citada contrarreforma laboral en un 20%, ¿cuándo presentan su dimisión esta panda de ineptos que conforman el Desgobierno de España?


Resulta curioso que los sectores más ultramontanos consideraran que la asignatura de Educación para la Ciudadanía adoctrinaba a los alumnos y estos mismos sectores comulguen, nunca mejor dicho, con la nueva reforma educativa, donde, hasta en el preámbulo, aparece explicitado el sesgo neoliberal que quieren introducir en el sistema educativo, priorizando formar trabajadores sobre la formación de personas en su integridad. Parece que ser homosexual es mucho más problemático para algunas personas que buscar formar robots humanos, programados exclusivamente para trabajar y consumir.  Curiosa la percepción que los fascistas y ultramontanos tienen de lo que es adoctrinar y no lo es.


El tal Ángel Carromero ya está en la calle. Su "trabajo" como asesor del Ayuntamiento de Madrid ha facilitado su excarcelación. Curioso que uno de los cachorros de FAES, agrupación famosa por querer desmantelar el estado, haya salido de las cárceles cubanas gracias al dinero público, el dinero de todos, y que, de la misma manera, haya salido de la cárcel en España, entre otras cosas, por tener un "trabajo" pagado con dinero público, el dinero de todos. Para formar parte de un entramado cuyo mayor anhelo es destrozar el estado, especialmente el de bienestar, el fulano este y sus compinches no han dudado en usar el dinero público, el obtenido a través de los impuestos, para sacar de la cárcel a una persona condenada en firme por su conducta temeraria con resultado de muerte, de dos muertes en concreto.


Es posible que al lector le suenen nombres como el cardenal Gomá o el cardenal Plá y Deniel, a los que seguro sí que le suenan es a la actual cúpula de la Iglesia Católica en España. Ambos apoyaron decididamente el golpe de estado del 36, incluso justificando los fusilamientos de los defensores de la República. Cito estos nombres como se podían citar una infinidad de ellos, para destacar que la Iglesia Católica, su jerarquía, muy dada a criticar a todo aquel que se mueve y que no les cae bien, parece olvidarse de que entre sus filas han existido personas cuya complicidad con criminales, y con sus acciones criminales, parece meridianamente clara. Parece más oportuna que antes de criticar a aquellos que pasan de las teorías extremistas de esta gerontocracia, estos mismos ancianos se ocuparan de revisar la suciedad en su propia casa.


Enlazando el tema anterior con la familia, que tanto defienden los ultras a los que me he referido en el párrafo anterior, no estaría de más que dichos defensores de la familia, tras los actos que anualmente celebran en Madrid en defensa? de la familia, ayudaran a ciertas familias a que todos pudieran estar juntos, por ejemplo ayudando a encontrar a los desaparecidos tras ser fusilados por el bando golpista en el 36. Tampoco estaría de más que condenaran a aquellos miembros de familias constituidas según el "método tradicional" que utilizan la violencia contra sus cónyuges o sus hijos.


Recuerdo que hace un año y medio alguien escribió en el blog aventurando que cuando entrara el Partido Popular en el Gobierno de España a los funcionarios nos iban a dar lo nuestro. Lo nuestro debe ser rebajarnos el sueldo, empeorar nuestras condiciones laborales y, en general, ponernos en el medio de la diana, siendo el blanco predilecto de todo el mundo. Curioso, año y medio después nos han seguido dando y nada a mejorado, al contrario. La corrupción política, especialmente en el P.P., el partido del lector al que me refiero, sigue campando a sus anchas, el paro sigue creciendo, el nepotismo y el enchufismo es el modo de proceder habitual de los peperos, las privatizaciones acaban beneficiando a los que políticos del P.P. que las hacen, pues acaban trabajando en las empresas que privatizan, los españoles cada vez perdemos más poder adquisitivo, el Desgobierno del Partido Popular nos cruje con nuevas subidas de impuestos, las que no iba a hacer... Parece que el problema no eran los funcionarios (que se lo pregunten a los comerciantes extremeños que han manifestado, por activa y por pasiva, que lo mejor que les puede haber pasado es que cobren los funcionarios el adelanto de la extra en enero). El germen del problema parece ser que una serie de borregos fomentan la partitocracia, siguiendo a pies juntillas los dictámenes de sus "líderes". Líderes que, por otra parte, sólo miran por el interés de los que detentan el poder económico.


Tal vez, sólo tal vez, el mejor reflejo de lo que llegó a ser este país lo constituya José Ramón  Julio Márquez Martínez. Este tipo, que en su tiempo destacó por sus provocaciones, ha conseguido vivir, muy bien, durante décadas, trabajando lo mínimo y representando, al menos así lo pretende él, a una minoría, o mayoría, culta, al principio de izquierdas y luego progresista, que siempre defendía al desheredado frente a los abusos del poder. De hecho llegó a militar en una sociedad donde decía defender a los menos afortunados de entre los miembros de dicha asociación, buscando que, entre todos los ciudadanos, diéramos a estos desafortunados y a aquellos a los que el sistema les robaba, el dinero que les correspondía por su trabajo y por dignidad. Imagino que el amable lector ya sabrá que hablo del ahora imputado Ramoncín.